Chilenos Cocinando a la Chilena
Conversaciones Gastronómicas
ROBERTO MARIN VIVADO






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Choro Zapato al Alicate

Todo excursionista precavido debe llevar en su auto, entre otras herramientas, un alicate y algunos metros de alambre galvanizado que le servirán para hacer reparaciones de emergencia y para asar choros a las brasas. Si exige una explicación se la doy con todo gusto; resulta que todos los bivalvos articulan sus dos valvas con la charnela, bisagra que permite que las dos conchas se abran o se cierren a voluntad de estos mariscos. La charnela tiene la particularidad de que en forma elástica y autónoma mantiene las dos valvas abiertas como un resorte y el bivalvo con su poderoso músculo aductor, inserto en ambas conchas, al contraerlo las cierra, venciendo la resisetncia que opone la charnela (No hay posibilidad que estos mariscos puedan abrir sus valvas por medio muscular).

Durante la vida de estos mariscos las dos valvas permanecen entreabiertas, permitiendo la circulación y filtración del agua y sus nutrientes, pero a la menor señal de peligro el músculo se contrae y las conchas se cierran totalmente. Cuando se cuecen los bivalvos, el músculo pierde su acción clausuradora y las conchas se abren definitivamente. El alambre tiene por objeto clausurar el choro con dos vueltas y apretarlas con el alicate fuertemente para evitar que al cocerse se abra y pierda el jugo. Ponga los choros así alambrados sobre las brasas hasta que emitan un chorrito de vapor; retire y espere un rato para evitar quemarse con las conchas calientes, destuerza el alambre, separe la concha de arriba y bébase el caldo concentrado de los choros; con el borde filoso de la concha corte en trozos la carne cocida y lléveselos a la boca con los dedos.

Una variante muy sabrosa consiste en abrir el choro seccionando su músculo aductor evitando la pérdida de jugo, e introduciéndole algunos pedacitos de buena longaniza, cierre el choro y siga el procedimiento ya indicado.


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