Si uno observa el legado educacional de Bello, aparte de la segregación social y temática, otro de sus principales lastres es la separación radical del sistema educacional en diferentes partes inconexas: primaria, técnica, secundaria, universitaria, que aún hoy nos parece ``natural'' en Chile.
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No es ninguna sorpresa que este ``modelo'' hiciera crisis con el avance democrático (democracia equivale a mismos derechos), la toma de conciencia de amplios sectores sociales sobre sus derechos, y con las necesidades de desarrollo social y nacional. Las críticas vienen desde todos los sectores:8.
La crítica empresarial. Los empresarios, comerciantes y hacendados desesperados porque no tienen buenos empleados. Los representa el latifundista Francisco Encina, reclamando en 1911 porque los jóvenes prefieren profesiones liberales dejando a los empresarios, grandes comerciantes y hacendados sin personal técnico:
``Ser abogado, médico o ingeniero antes que agricultor; agricultor antes que comerciante o industrial; pedagogo, periodista o empleado público antes que empleado de fábrica o de casas de comercio; normalista, escribiente de notaría, etc. antes que mecánico o electricista; tal es el anhelo nacional frente a las diversas profesiones que canalizan la actividad humana. [Este es un ] programa de instrucción que atrofia el desarrollo de sus capacidades para la vida económica.''[#!Encina2!#]
La crítica social. Las clases dirigentes ven que se destruye el tejido social y se se profundizan las diferencias, comprometiendo la paz social. La educación juega el rol de ``pegamento'' social. Luis Galdames, 1912:
``Contribuir, por todos los medios de que dispongamos, a que ese abismo que nuestras leyes han borrado, lo borren en el hecho nuestras costumbres, que la compenetración social de ambos grupos se acelere y que tengamos un solo pueblo, en el cual, si las diferencias de fortuna pueden establecer capas diversas, no la establezcan en el mismo grado ni la cultura ni la sangre.
Lo que vale decir, entre otras cosas, que es necesario, que es urgente, redimir a nuestras multitudes de la semi-barbarie en que el analfabetismo las mantiene y en el cual la mugre las consume.''[#!Galdames2!#]
La crítica moral, espiritual. Enrique Molina y Valentín Letelier, a quienes les preocupa la formación integral de la intelectualidad ven, contrariamente a la tesis de Encina, que su formación se ha ido ``profesionalizando'' desde 1879. Escribe Molina en 1913:
``Nos hace falta el culto a la verdad, mirada no sólo como la expresión de técnicas profesionales, sino también como una de las manifestaciones más altas de la personalidad humana en sus relaciones con la realidad y como un elemento de solidez moral.
Buscamos el desarrollo y perfeccionamiento de nuestra personalidad; buscamos, también, la dicha; queremos despertar la masa de individualidades que yacen en la ignorancia; queremos aprovechar y cultivar las fuerzas sociales, espirituales y materiales que hoy día se pierden entre nosotros.''[#!Molina!#]
La crítica estratégica nacionalista. Quienes miran el país en lo global, y a sus habitantes como su principal riqueza, lanzan una alerta urgente ante la ceguera de los gobernantes. Lo expresa muy bien Darío Salas en 1917:
``El adelanto de nuestro país se liga, sin duda, al aprovechamiento de las riquezas naturales del suelo nacional; pero se halla más estrechamente vinculado todavía al aprovechamiento de nuestra energía humana.
Y entre nosotros, son precisamente los recursos de hombres lo que más se desperdicia. Porque es energía humana lo que se malgasta cuando dejamos en la ignorancia a medio millón de niños y a más de un millón de adultos y adolescentes; cuando educamos para la competencia en vez de educar par la cooperación y el servicio; cuando encauzamos la actividad de nuestros niños en direcciones que no armonizan con los intereses del país ni con sus propias aptitudes; cuando, en vez de dar ocasión a cada cual para que desarrolle el máximo de sus talentos, hacemos triunfar sobre la inteligencia las facilidades.''[#!SalasD!#]
El desorden generalizado del sistema educacional. Ya vimos la disgregación y desarticulación de las diferentes partes del sistema educacional chileno. Esto también se reflejaba en los organismos que la controlaban, financiaban y dirigían. Esto impactaba directamente a los estudiantes que tempranamente debía decidir qué ``línea'' de estudios seguir: técnico, secundario, preparatorio para la universidad, etc.
``Hoy, en vez de una dirección única, existen cinco o más ministerios que dirigen escuelas, y diversas autoridades, independientes entre sí, para las distintas ramas de la enseñanza.''[#!SalasD2!#]
La crítica democrática. Desde abajo, la crítica de los profesores iba alineada con los avances de las luchas democráticas y la necesidad de integrar socialmente a los diferentes sectores sociales. Ya no más educación separada para pobres y para ricos. La Asociación de Educación Nacional lo expresa así en una carta al Presidente en 1905:
``En la separación de la escuela primaria y el liceo se establece la división de dos capas sociales: la separación y el antagonismo del pobre y el rico mantenida y fomentada con el dinero de todos. [...] Afirmamos, pues, que las escuelas y colegios del Estado deben ser destinadas a la educación de todos los niños porque sus planteles son el grande agente con que cuenta la nación para impedir las distinciones de clase, que no deben existir en suelo chileno.'' [#!AEN!#]
El rol activo de los educadores y la sociedad en la educación. Finalmente, aparece una crítica que apunta a la generación del sistema y las políticas educacionales imperante. Los profesores organizados sostienen que educación debe ser definida por la comunidad educacional misma, y no por políticos o administradores ajenos al sistema:
Comicio Popular de la Asociación General de Profesores, 1924: ``arrancar desde el fondo de los talleres, las maestranzas, escuelas, usinas y demás establecimientos de trabajo, las fuerzas vivas para que actúen y vigilen el desarrollo educacional del país. [...] luchar incansablemente por la reconstrucción total del sistema educacional [...] declarar que la dirección de la enseñanza debe estar en manos de los técnicos en la materia.''[#!Reyes!#]
Asamblea Constituyente de Obreros e Intelectuales, 1925: ``A los consejos de maestros, padres y estudiantes corresponden la plena dirección de la enseñanza. La única intervención del Estado en la enseñanza pública debe ser la de proporcionarle los fondos para que ésta realice sus fines propios y la de ejercer el control de la capacidad técnica de los educadores, respetando en forma absoluta la libertad de la cátedra y el espíritu del magisterio.''[#!Reyes1!#]
Como vemos, la educación está en grave crisis a comienzos del nuevo siglo. Todo anda mal. Los alumnos no desarrollan sus potencialidades; no tienen contacto con la realidad productiva; no se socializan. La educación no sigue las tendencias mundiales (escuela ``nueva'', escuela ``activa''); los alumnos son receptores pasivos. El tejido social esta destruído. Y la elite está francamente asustada con la plebe (ver recuadro).
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Quienes toman la iniciativa para cambiar este estado de cosas son los profesores primarios. Este impulso arrastra a profesores secundarios y estudiantes universitarios. En la primera década del siglo XX se crean diversas organizaciones: el Centro de Profesores de Chile (1901); la Sociedad de Profesores de Instrucción Primaria (1903); la Asociación de Eduacación Nacional (1904); el Centro de Estudios Pedagógicos (1905); la FECH (1906); y la Sociedad Nacional de Profesores (1909). La crisis se expresa en el Congreso Pedagógico de 1912 y las soluciones son impulsadas finalmente por un gran movimiento social en los años veinte, donde la Asociación General de Profesores, que agrupa a los profesores normalistas, y la Sociedad Nacional de Profesores (secundarios), jugarán un rol dirigente.
Este gran movimiento culmina en la reforma de 1927, que puede considerarse la gran revancha de las ideas de Egaña, Henríquez y Salas, aunque nadie los menciona mucho. Se propone un Plan de Reforma Integral de la enseñanza Pública, codificado por el mítico Decreto 7500 del 10 de diciembre de 1927 (ver recuadro). Luis Gómez Catalán, uno de los profesores líderes de la reforma, junto a Víctor Troncoso y César Godoy Urrutia, decía en la inauguración año escolar de 1928:
``... la escuela nueva es la escuela proactiva ... si la escuela es proactiva, el sujeto de aprendizaje pasará a ser activo. La escuela vieja, con sus bancos y sus lecciones, estuvo hechaúnicamente para escuchar. La escuela nueva ha de disponerse para que sirva al ''hacer''. Ha de llegar transformarse a la escuela desde un simple auditorio, a un laboratorio ... el sujeto de aprendizaje en lugar de ir allí solo a escuchar, ha de ir a actuar, a usar sus manos, a exponer sus sentimientos. No ha de ir solo a aprender por aprender, sino que, según su edad, ha de ir a aprender a trabajar, a investigar, a intercambiar opiniones, a curiosear, para adquirir lo necesario para luego enfrentar la vida ... ¡Que se sepa que al sujeto de aprendizaje se concederá más libertad y que, el eventual bullicio que de esa acción pueda salir, no sea ahora considerado un delito, porque ahora la escuela ha de ser un lugar de trabajo y no un establecimiento de silencio!''[#!Catalan!#]
Ya se imaginará el lector que tampoco la reforma de 1927 prosperó. Una agenda demasiado avanzada para los ``dueños'' del país. La dictadura de turno relegó a sus ideólogos y dejó en el papel las promesas. Pero las ideas quedaron... y algunas personas también. Un época dorada en que la educación fue debatida y diseñada por profesores, maestros, alumnos, la ciudadanía toda.
Sus réplicas continuaron hasta los años 60. En el intertanto, se produjeron reformas graduales, particularmente en el período 1938-1952, que enfatizó el rol del Estado en la educación. Es significativo que en este período haya sido elegido presidente un profesor, Pedro Aguirre Cerda, bajo el lema ``Gobernar es educar''. Un interés particular presenta el movimiento experimental, donde destaca el Plan San Carlos en la década de 1940, cuyo objetivo era la organización de distintas instituciones educacionales en un medio campesino. El proyecto contemplaba la creación de una Escuela Normal Rural con una escuela de aplicación, varias escuelas satélites en otras localidades, escuelas ambulantes, escuela-hogar para niños indigentes y abandonados, escuela para niños con salud delicada y una escuela consolidada, esto es, que comprendía integradamente párvulos, alumnos de primaria, secundaria, técnico-profesional. Como dice Fredy Soto Roa, ``los latifundistas del sector sintieron una amenaza ante la posibilidad que los huasos fueran alfabetizados y que los niños internalizaran el espíritu democrático de las escuelas.'' Presionaron a la autoridades y hasta allí llegó el Plan.[#!Roa!#] Sí permanecieron los liceos experimentales creados en 1946 con el propósito de formar ciudadanos para una sociedad democrática.