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Varios trabajos se han realizado acerca del tipo de
análisis que realiza un humano al observar una posición en su
mente y "evaluarla". Charness en [7] menciona algunos
trabajos realizados por el psicólogo De Groot enfocados a
investigar el proceso de razocinio utilizado por un ajedrecista
real. La intención de De Groot era el determinar por qué unos
jugadores son mejores que otros y qué factores incurrían en esto.
Uno de sus experimentos fue el obtener descripciones verbales de
lo que pensaban varios jugadores de buen nivel al presentárseles
una posición nueva para ellos, solicitándoseles seleccionar un
movimiento describiendo las razones que lo llevan a esa selección.
La experiencia fue realizada en jugadores de nivel mundial como
Alekhine, Keres y Euwe así como en jugadores de nivel de
aficionado. Sus resultados fueron sorprendentes en el sentido de
desmitificar el supuesto del gran cálculo de variantes realizado
por los jugadores de gran nivel.

Posición de análisis de De Groot.
El mejor movimiento para el blanco es 1.Axd5!
Al exponer a los jugadores a una misma posición de ejemplo en
donde debían seleccionar el mejor movimiento (el cual era ya
conocido por el experimentador) tanto grandes maestros como
jugadores de nivel experto calculaban un promedio de 7 jugadas
hacia adelante. La gran diferencia entre ambos estuvo en que todos
los grandes maestros mencionaron considerar en algún momento el
mejor movimiento mientras que sólo 2 de los 5 expertos la
mencionaron en alguna ocasión en sus análisis. Esto demostraba que
había "algo" en la posición que atraía la atención de los
grandes maestros a elegir el movimiento correcto, pero no la
atención de los expertos.
Un argumento expresado por De Groot fue que ambos tipos de
jugadores percibían la posición de manera muy distinta. El
rol de la percepción quedó mucho mejor definido con otro
experimento realizado por De Groot en donde presentó a distintos
jugadores una posición no familiar por sólo algunos segundos.
Luego los jugadores debían reconstruir la posición que habían
observado. Los jugadores de mayor nivel realizaron esto
mencionando la posición de cada una de las piezas mientras que los
de menor nivel debieron utilizar un tablero para ubicarlas. Los
resultados del experimento fueron sorprendentes. Los grandes
maestros mencionaron correctamente la posición de las piezas con
un 93% de efectividad. Los expertos respondieron con un 72% de
piezas correctas mientras que los jugadores de primera categoría
obtuvieron un 52% de efectividad. Esta experiencia fue repetida
por Chase y Simon [40] con similares resultados en
posiciones consideradas como típicas, pero con posiciones en donde
las piezas fueron ubicadas en forma aleatoria el resultado fue
sorprendente con todos los jugadores bajando la cantidad de piezas
correctamente ubicadas a un 20%.
Chase y Simon concluyeron que el nivel superior de un maestro de
ajedrez no se debía a su extraordinaria memoria visual, sino que
más bien a una habilidad específica para el juego del ajedrez.
Estos estudios en la capacidad de análisis de los jugadores
sugieren que no es el proceso de pensamiento sino que más bien el
nivel de percepción de lo que ocurre en la posición lo que
diferencia a los jugadores de un nivel u otro. Una analogía a la
diferencia entre un maestro y un aficionado es el caso de un niño
aprendiendo a leer versus un adulto que es ya un habitual lector.
Cuando un niño mira una página llena de letras debe esforzarse por
unirlas y leerlas como palabras. El adulto, sin embargo,
rápidamente mira la página como una serie de palabras y
posiblemente frases. Ambos miran la misma página pero producen
diferentes códigos de descripción de ella, basados en el tamaño de
los patrones utilizados para su lectura.
Todas estas experiencias hacen preguntarse si acaso ¿el secreto de
los grandes jugadores es el memorizar cerca de 50.000 patrones de
ajedrez y utilizarlos de acuerdo a la etapa del juego en que están
presentes?. Si un jugador novato hiciese esto sería probablemente
capaz de responder tan rápidamente como los grandes maestros en
los experimentos de De Groot y Chase, pero su nivel de juego no
mejoraría lo suficiente. Entonces, ¿cómo es posible enlazar el
vasto conocimiento ajedrecístico de patrones con fuerza
ajedrecística ?
Chase y Simon sugerían que la correlación entre capacidad de
percepción y fuerza ajedrecística puede obtenerse asumiendo que
muchos patrones de ajedrez están directamente asociados con
movimientos "buenos". Esto es, cuando un maestro mira una
posición de ajedrez su percepción de configuraciones familiares
genera ciertos "procesos" los cuales pueden modelarse como : Si
existe una condición 92#92 entonces realizar la acción 93#93.
Ajedrecísticamente hablando esto sería como "si existe el patrón
92#92 entonces considere el movimiento (o plan) 93#93", o más
concretamente, si existe una columna abierta entonces considere
mover una torre hacia ella. Un ejemplo más complejo surge de la
posición de la siguiente figura:
Diagrama 7.2. Ejemplo del Mate Philidor.
La mayoría de los jugadores de fuerte nivel reconocerían el mate
que viene luego de la secuencia 1.Cf7+ Rg8 2.Ch6+ Rh8 (2...Rf8 3.Df7 maet) 3.Dg8!+ Txg8 4.Cf7 mate.
Si variamos elementos no esenciales de la posición (por ejemplo,
moviendo el peón negro de a7 a a6) el mate no cambia. Otros
cambios, sin embargo, hacen una gran diferencia, por ejemplo mover
el peón negro de h7 a h6 o intercambiar de posición la dama y
torre negras. Los humanos son probablemente "sensibles" a los
factores críticos de la posición. En el caso del reconocimiento
del jaque mate los patrones de percepción sean probablemente : La
dama dominando la diagonal a2-g8; caballo capaz de dar un jaque en
f7 al siguiente movimiento y Rey negro acorralado en h8.
Probablemente estos patrones son suficientes para encontrar el
plan a seguir : Ejecutar el mate conocido como "mate de
Philidor". Existen muchos ejemplos similares de cómo ciertos
patrones en el ajedrez son parte del repertorio de jugadores de
buen nivel ajedrecístico.
Esto nos lleva a una explicación de porqué en la posición 7.1
los grandes maestros consideraron el movimiento correcto, mientras
que sólo algunos expertos lo hicieron. Probablemente existían
algunos patrones dentro de la posición los cuales al ser
reconocidos generaban el mejor movimiento. Sólo los jugadores que
lograban reconocer estos patrones y asociarlos correctamente con
la acción a ejecutar generaban el movimiento correcto para su
posterior evaluación.
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Santiago de Chile, Julio 2003