Gloriosa Menfis (parte II)


Completamente desconcertado observé a Mark, parecía haber recuperado las energías, ahora se mantenía de pie, caminaba y lucía un rostro vivo, aunque frío; me miraba directo a los ojos como si esperase que le preguntara algo, cosa que hice:
-"Cómo te sientes?" -, le dije sin dejar de analizar todo lo sucedido.
-"Cómo debería sentirme?" -, me contestó suavemente.
-"Te ves muy recuperado, debes sentirte bien; pero cómo está tu mente?"
-"La de Mark está descansando."
-"Por qué hablas de ese modo?, Tú eres Mark le Fabe."
-"No, para Uds. mi nombre es E-weizz."
-"Está bien... " -, le dije disimulando mi incredulidad.
Seguimos hablando unos quince minutos, Mark se veía bien, pero insistía en ser otra persona, así que mejor decidí terminar la charla por hoy. Me acequé a él, lo inducí a que se acostara y obedeció sin oponerse, salí de su cuarto y cerré la puerta. Todo quedó en silencio, caminé por el pasillo y vi la hora en el reloj que sobresalía de la pared; eran las 2:21, debía ir a trabajar en mis labores, pero ese día no hice el turno que me correspondía, me quedé analizando todo lo sucedido, pensaba en lo que Mark decía, en su delirio recién manifestado; para mí, y creo que para toda la comunidad médica, esta era la primera vez en que un enlazante enfermo presentaba una recuperación de la conciencia tan repentina, y un cambio de personalidad; segn lo que sé, todos ellos estaban aquí, en Menfis, y ninguno volvió a comunicarse normalmente después del shock; todos parecían haberse quedado en un semi-trance. Lo que había presenciado era un acontecimiento nico.
El resto de la jornada lo dediqué a hablar con las autoridades residentes en Menfis, les comenté lo ocurrido y les propuse que me liberaran de mis responsabilidades para dedicarme exclusivamente al tratamiento de Mark; tal idea me fue aceptada, pero con la condición de que si lograba mejorarlo, el mérito sería de su asociación y no mío, -"Está bien... " - les dije y me retiré un poco decepcionado, pero no podía desaprovechar esta oportunidad. También me informaron que debía entonces transladarme al lado del cuarto de Mark para estar todo el día con él; así que mientras me encaminaba hacia mi oficina-habitación a retirar mis pertenencias pensaba en mi compa'nero de habitación y colega Terence, él se quedaría solo; de no ser por lo trascendental de esta circunstancia, yo no lo habría abandonado. De toda Menfis él y yo éramos casi los nicos que no teníamos familia, los demás vivían junto a sus seres queridos en una sección de la nave, es más, muchas de aquellas familias se habían formado aquí. Más me preocupaba an, pues Terence y yo no eramos muy bien aceptados dentro del grupo de residentes de Menfis, asi que sólo nos quedaba nuestra copmpañia, que a pesar de haberse degradado en este último tiempo, era lo nico que teníamos .
Al llegar a la habitación lo encontré; allí estaba como siempre, revisando archivos y preparando fórmulas, sentado en su silla de ruedas inclinado sobre el escritorio. Terco como nadie más, tenía la oportunidad de que le amputasen sus piernas y le implantasen una biómecanicas, pero él siempre se negó diciendo que si algn día iba a caminar sería con sus piernas y no con unas de laboratorio. De todos los años que lo conozco, sólo ahora me doy cuenta de lo que lo ha afectado esta enfermedad, no sólo por el hecho de haber quedado inválido, si no más que nada porque ni siquiera él que siendo un eximio médico nunca pudo encontrar una cura; nadie jamás pudo ayudarlo; yo sé que por eso vino a Menfis a pasar el resto de su vida acá recuído como todos nosotros. Y yo no podía dejarlo sólo, no quería, por eso es que tambien estoy aquí; aunque ya nada era como antes.
Lo saludé, y sin vacilar le conté la nueva noticia, trataba de hacerle notar lo importante que era para mí, pero él sin perturbarse me dijo que no me preocupara y que me fuera tranquilo. Al escucharlo, empaqué mis cosas sin hablar, me extra'naba que no me dijiese algo más. Sin siquiera despedirme salí del cuarto un poco dolido, pues sentía que Terence nunca había apreciado todo lo que he hecho por él por lo frío que ahora se comportaba; después de dar unos pasos lo volví a pensar y me convencí de que por lo menos yo debía despedirme de él, ya que de todos modos hubo un tiempo en el que él estaba sano y compartimos buenos momentos. Dejé mis cosas en el pasillo y volví al cuarto, Terence estaba en la misma posición en que lo ví inicialmente, me acerqué y le estiré mi mano en se'nal de despedida, él la estrechó, y al hacerlo noté que estaba húmeda, lo miré al rostro y comprendí que Terence era el mismo de siempre, y que sólo deseaba lo mejor para mí.
A la ma'nana siguiente ya me había instalado en mi nuevo cuarto, estaba justamente al lado de el de Mark, en una de las piezas reservadas a los enfermos; aunque ésta era más peque'na y más incómoda que nuestro cuarto original, no me importaba pues ahora sólo me dedicaría exclusivamente a lo de Mark.
Fuí a su habitación, él estaba de pie observando a través de la ventana la inmensidad del cosmos. Le saludé y yo comencé la sesión:
-"Bien, empecemos por lo de ayer. Te acuerdas de lo que hablaste ayer?, Weizz... Weizz es tú nombre cierto?".
-"Me puedes llamar E-weizz, y con respecto a tu pregunta; sí, recuerdo cada palabra."
-"Muy bien; desde ayer que estoy muy interesado en comprender lo que dijiste aquel día en la base, podrías contestar mis preguntas?"
-"No pierdo nada con aquello..."
-"De acuerdo, para comenzar: Es tu nombre E-weizz?"
-"Eso es lo más parecido a mi nombre que puedes pronunciar."
-"Quienes son los no-hombres?"
-"No-hombre hubo uno solo, cuando el creador inició su universo, creó una imagen de sí para poblarlo, esa imagen fue el protohombre, que no fue finalmente un hombre, porque después el creador dió vida a los hombres tal como tú los conoces, y el protohombre-no-hombre se quedó solo."
-"El nuevo mundo es la Tierra?"
-"No, el nuevo mundo es todo tu universo."
-"Quien es el padre del no-hombre?"
-"El padre es el creador."
-"Como tú lo mencionas, Cúales son las fronteras de ese padre?"
-"Ellas son las fronteras de tu realidad, el creador existe en su creación, las fronteras del padre son las fronteras del nuevo mundo."
-"Donde está el creador?"
-"El creador es la misma creación, está en todo lo que para tí existe."
-"Entonces como tú existes para mí, el creador está en tí?"
-"Yo soy la primera imagen del creador, entiéndelo como desees."
-"Tú eres el no-hombre?"
-"Fui..."
Mark no se inmutaba, mientras que yo comenzaba a perder el control de la conversación; a estas alturas Mark se había sentado en la orilla de su cama y yo daba vueltas alrededor. Tomé un respiro y continué:
-"Qué hiciste cuando abandonaste las fronteras de tu padre?"
-"Experimenté todas la vivencias concebibles, no en escala humana, sino que en escala cósmica, debo hacer todo lo que es posible de hacer. Ahora es el momento en que tengo que volver al mundo humano."
-"Pero no estás ya en el mundo humano?"
-"No, ahora soy a través del enlace, pero an no soy completamente."
Como la conversación se ponía díficil, traté de ponerlo en aprietos y lo nico que se me ocurrió fue:
-"Por qué tienes que volver particularmente al mundo humano, y por qué fuiste creado como proto-humano, si hay cientos de otras formas de vida en el universo?"
-"Te equivocas, fui creado en cada planeta donde existe vida, soy de todos los planetas y de tods las formas de vida posibles, ahora vuelvo simultáneamente a cada mundo como lo hago aquí contigo; para tí fuí una vez no-hombre, para los otros seres tambien fuí un no-ser."
Ya no podía continuar así, para ser el primer día de terapia bastaba, continué conversando con él un momento, pues debía ganarme su confianza; y luego fuí a mi habitación, algunas de las cosas que Mark me dijo an revoloteaban en mi cabeza, a pesar de todo, Mark se veía muy bien, hablaba con soltura y recuperó la movilidad, lo nico que tenía que hacer para curarlo entonces era quitarle ese maldito delirio. En mi vida de médico vi muchos delirios, pero ninguno tan bien estructurdo como éste, por lo que sé, el mejor método para quitar esa idea de la mente era encontrar el detalle que eche abajo la estructura de su fantasía, de esta forma, el enfermo no tendría tendría más remedio que retomar su antigua personalidad. Pero Mark se veía muy convencido y su delirio hasta el momento no tenía fallas; por lo mismo debía comprenderlo a fondo primero. Pasé media noche analizando sus respuestas y poco a poco fui entendiendo la idea de su locura.
Entretanto Menfis se aproximaba a la base Orión. Por seguridad no podíamos acercarnos a más de cien mil Km. de ella, ya que los enlazantes enfermos podían interferir en las comunicaciones de la base. De todos modos aquella distancia mínima era más que sufiente para recibir información; vía tecnológica, pues teníamos obiamiente prohibición de comunicarnos a través de los enlazantes. Esta era la nica forma que teníamos de informarnos acerca de ocurría fuera de la nave.
A la mañana siguiente antes de ir a visitar a Mark, pasé por la sala de telecomunicaciones a ver la información recibida durante la noche. Cuando llegué me impedieron entrar; la razón que me dieron es que debía dedicar todo mi tiempo a Mark, ya que si habían relegado todas mis responsabilidades era porque iba a estar todo mi tiempo ocupado en su terapia. No tuve otra opción, así que me marché; en cierto modo tenían razón. Al volver a mi cuarto a escudriñé los archivos del computador central con mi microcomputadora, igual no me iba a quedar sin conocer las últimas informaciones. Me puse los audifonos y acomodé el micrófono sobre mi boca, encendí el aparato y el visor 3D proyectó en frente de mis ojos la pantalla virtual; con comandos de voz hurgé en los archivos hasta que hallé la información que buscaba. Mientras leía, decidí ir al cuarto de Mark, debía caminar con cuidado ya que la pantalla estaba siempre frente a mis ojos y no me dejaba ver bien el camino. En el trayecto me enteré que la situación entre las bases Quásar y Centauro llegaba a su punto crítico, la guerra interestelar era casi inevitable y en gran parte se debió a mal entendidos y errores en las conecciones causados por los enlazantes que no alcanzaban a aclararse a tiempo.
Al llegar al cuarto de Mark, éste estaba recostado en la impecable cama, al verme llegar me miró, yo lo saludé pero no me contestó, sólo estiro una mano en aire e hizo ademán de presionar un botón, con lo que mi microcomputadora se apagó. Rápidamente me la saqué de la cabeza y cerré tras de mí la puerta.
-"Por qué haz hecho esto?", le dije.
-"Las ondas que emiten sus aparatos me perturban, distorsionan mi flujo a esta dimensión."
Sin decir nada recorrí la habitación y comprobé que todas las máquinas habían sido desconectadas, a algunas era posible apagarlas manualmente, pero a otras no; an así estaban todas inertes. Preocupado por el futuro útil de mi computadora, decidí que era mejor alejarla de Mark, así que le dije que volvería enseguida, Mark se paró y vi detrás de él la sábana de la cama perfectamente estirada. Restándole importancia a ese detalle, volví a mi cuarto, en el camino pensaba que siendo Mark un psíquico tenía ciertos poderes y su particular don era el de desconectar las máquinas, tal cómo lo hizo al borrar la información en su base. Me acordé entonces nostálgicamente de mi antigua rutina médica, en donde me preocupaba de otros enlazantes. Muchas veces debido a sus poderes psíquicos, los enfermos afectaban nuestras percepciones y nos haían partícipes de sus alucinaciones, y eso me encantaba. Cómo olvidar al Maxwell, quien creía estar siempre en estado de ingravidez, y en las visitas de rutina hasta nosotros mismos creíamos ver todos los objetos de su cuarto flotando a nuestro alrededor; o a Ranthaal que nos hacía ver a todos a través de su ventana los mundos más alucinantes como si Menfis hubiera aterrizado en alguno de ellos. Por suerte las paredes de las habitaciones estaban hechas de una aleación especial que impedía a los enlazantes manifestar sus irracionales poderes más allá de los dominios de sus cuartos. En realidad aquella aleación sólo impedía que perturbasen nuestras mentes, pero no detenían intervención en las ondas de comunicación, por ejemplo; y por eso de todas formas ellos debían permanecer recluídos en Menfis. Por esta cualidad es que muchos los encontraban peligrosos, pero no era así realmente; todas eran alucinaciones inducidas por sus mentes, ninguno había manifestado control sobre la materia que implicaría un verdadero peligro; sólo Mark parecía influir directamente sobre ella, o no?.

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