Viaje por NZ
Carrete en Christchurch
Sigo con la travesía pero ahora en un carrete de verdad. Como alguna vez les conté, acá es todo muy raro pero no esperé que tanto. Primero los días para carretar están definidos, no existen los [martes en adelante] chicos, con esto me refiero a martes chico, miércoles chico, jueves chico, viernes chico y sábado chico. Sólo está el jueves y le sábado y todo el mundo se viste como si fuera el matrimonio más importante de la ciudad. Todos los giles con camisa, corbata, pantalón y chaqueta. Las minas con vestidos de noche, carteras (aunque esas weás las ocupan siempre) y zapatos de charol. Y otra cosa impresionante es que antes de las 12 no prende nada pero todos los giles ya están vomitando como si llevaran mil horas chupando.
Saturday, December 1, 2007
Pollo me había dicho que saliéramos a carretear así que fuimos varios giles del hostal, Cris, Brent, Marcel, Melinna, Pollo y yo. llegamos a una de las calles principales que bordea un canal en Christchurch (Chch pa los amigos) en donde está lleno de clubes. Entramos al primero en la calle y la música no estaba tan mala. El hit del momento era... "Gasolina"... Sí, la misma canción que bailamos en Chile hace como 2 años acá es la sensación, así que voy a esperar 2 años más a ver si aprenden a bailar estos Kiwis weones.
Acá se da una cosa interesante también, como todas las minas son rubias (90% rubias de verdad) y de pelo liso, es como un carrete de pelolais, la diferencia es que no se alcanza a distinguir cual mina es cuma y cual no, son todas pelolais, he ahí el reto y se necesita un ojo entrenado pa no meter las patas. Mientras me tomaba una cerveza en la barra diviso a dos amigos que conversaban y hacia ellos se comienzan a acercar dos "pelolais" a bailar, fue una escena chocante ya que en chile NUNCA, y repito, NUNCA una mujer (menos dos juntas con pinta de pelolais) se acercan a bailar a un hombre. Mis amigos no las pescaban mucho, solo se las quedaban mirando y las minas en una arremetida se cambian de lado a seguir bailando junto a ellos. En mi desesperación dejo mi cerveza y me acerco y les digo a mis amigos "Ya po weones, ¿o querí que te lo expliquen con títeres?" y cuando despabilaron y se dieron cuenta que era su oportunidad de ganar las minas se fueron. Aunque yo hubiese estado en esa situación tampoco hubiese hecho algo, no era compatible con nuestra realidad.
Al rato nos cambiamos de local y nos fuimos a uno que quedaba dos locales más allá. Este era como top, tuvimos que hacer una cola como de 6 personas y entrábamos. No sé si estaba con mucha cara de contento o nunca habían visto mi biotipo pero me preguntaron "Hola, ¿cuantos tragos te has tomado?". Parece que acá no toman mucho porque cuando les dije que había tomado tres quedaron sorprendidos de que estuviera en pié todavía. Entramos y al parecer acá no me va a ir bien con la música, estaba en el local que la llevaba y la música era pésima. Lleno de gente, mucha pelolais pero música horrible. Al rato volvimos al primer local y ahí un par de maoris me hablaba y me preguntaron: "Tú conoces a la mafia japonesa?", "Sí" les respondí. "¿Conoces la mafia italiana?", "Sí" de nuevo. "¿Conoces la mafia rusa?", "Sí, también los conozco". Y ellos me dicen, con los ojos desorbitados, "Nosotros somos la mafia Neozelandesa, nosotros regimos en Christchurch". Me cagué de la risa en su cara y me di cuenta que la gente ya estaba muy curada y que era hora de migrar a otro club.
Fuimos a otro club, eran ya como las 2:20 y entramos después de que a Cristobal (Cris) le dijeran nuevamente que no podía usar el polerón con capucha, así que tuvo que poner la capucha por dentro del polerón y parecer jorobado de Notre Dame el resto de la noche. Nuevamente música mala, minas pelolais y cerveza. Nos sentamos en una mesa y al rato se nos acerca una pelolais a conversar, ahí Pollo comienza a usar todo el inglés que a aprendido en este tiempo y le contó que éramos de Chile, muy simpáticos y buenos para bailar y en medio de la conversación nos dieron las 3:00 AM y subitamente se prende la luz... se acabó el carrete!!!. Ahí me sentí cayendo al vacío infinito dando vueltas y gritando. No, no era por el copete si no que era por la impresión de tener que irnos porque el carrete se había acabado, a pesar de que había sido ahí no ma uno siempre tiene la esperanza de que se ponga bueno antes de que salga el sol, pero acá no piensan lo mismo.