Desprotocolos de Comunicación

Hola poh h*, como estai h*?
Bien c* de tu madre. ¿Y tú h*?

El tema de este mes ha estado en remojo desde hace tiempo. Muy posiblemente lo que escriba esta vez no sirva para nada, pero al menos debo hacer el intento. Cada vez escribimos y hablamos peor, de garabatos a cambios gramaticales, argot y spanglish. No quiero ser pacato con el lenguaje, pero hay aspectos que me da cierta verguenza cuando escucho hablar a chilenos allende nuestras fronteras. Tal vez soy un bicho raro, una excepción que confirma la regla. Vazta de prehanvulos, poh: henpezemos!.

Lenguaje Hablado

Sin duda para un hispanoparlante, lo primero que llama la atención es el protocolo de comunicación más usado en Chile. Al final de cada frase muchos dicen huevón (en mayor proporción el sexo masculino) para indicar que se ha terminado y ahora la otra persona puede hablar. En otros países este mecanismo de redundancia usado en otros contextos (como "cambio y fuera") no es necesario (en parte porque en otros lugares más de uno habla al mismo tiempo) y entonces la tasa de transferencia de información es mayor. Agreguemos a esto garabatos varios, el poh, eliminar eses y finales de palabras, cambiar la ch por sh, conjugaciones incorrectas (sale en vez de sal, vai en vez de vas, etc.), cambios de género (por ej. la manito), hablar rápido y todo en chiquitito, etc. Al final se entiende poco. Lo interesante es que no hay barreras sociales, menos en privado. He escuchado a conocidos empresarios, ministros, políticos, profesionales públicos y privados, sin importarle la audiencia, ni si me conocían o no, llamarme Ramón.

A lo anterior hay que agregarle las palabras nuevas, esas que antes denotaban la brecha generacional con tus padres y que ahora tienes con tus hijos. Todos sabemos que es bacán (en Brasil existe, ¿vendrá de allí?) y ya nadie usa descueve (lo que en este caso puede ser positivo). También la influencia del inglés es fuerte (tema que ya comentaba hace un par de meses con respecto al gentilicio americano) y se usan normalmente expresiones como okei (oka para otros), cul, flach, chou, mol, etc. o anglicismos chilenos como queque (de cake) o cachar (de catch). Idem con muchos acrónimos como pecé, cidirom (que algunos escriben cd-room), emtivi, etc. Este fenómeno no es chileno, es casi universal, pero se expresa de forma distinta en otros países. Argentina, España, México o Puerto Rico son ejemplos tanto o más interesantes de la evolución (??) del lenguaje.

Lenguaje Escrito

Cuando escribimos mucho de las formas habladas desaparecen por razones obvias. Pero leyendo lo que escriben mis estudiantes, los errores de dicción se reemplazan por errores ortográficos (acentos, mal uso de la b o la s, etc.) y errores gramaticales. El impacto del inglés en el lenguaje técnico es aún mayor. Hay palabras que es mejor no traducir como software o hashing, pero por qué usar librería cuando es biblioteca, performance en vez de desempeño, o verbos que no existen como resetear, chatear o deletear. La cantidad de errores es aún mayor en correos electrónicos, donde hasta se ve bien escribir ke en vez de que, atachar en vez de adjuntar. No es que yo sea muy ortodoxo con el lenguaje, pero deben haber límites, sino en el futuro será una jerga difícil de entender.

En 1949, Zipf publicó el famoso libro "El comportamiento humano y la ley del mínimo esfuerzo". Uno de sus resultados era que si en inglés ordenábamos las palabras en orden decreciente de frecuencia, la i-ésima palabra aparecía un número de veces proporcional a 1/i. Hoy en día, si uno realiza el mismo análisis estadístico encuentra que es proporcional 1/i2. ¿Qué significa esto? Significa que cada vez usamos menos palabras distintas, que tenemos menos vocabulario y que este tipo de analfabetismo crece rápidamente. En 1978, Heaps, en su libro de recuperación de información, encontró que experimentalmente el número de palabras distintas (vocabulario) crecía proporcionalmente a la raíz cuadrada de n, para un texto de n palabras. En la Web chilena el exponente en vez de ser 0.5 es 0.63. Esto se debe no sólo a texto en inglés, sino también a todos los errores de tipeo u ortográficos que existen en las páginas. Posiblemente en algunos años más hablaremos como Tarzán y escribiremos con sólo algunos cientos de palabras. ¿Nos preocuparemos entonces?.


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