Ojos que no ven, corazón que no siente. |
En semanas pasadas tuvimos uno de las primeras guerrillas de Internet en Chile. Sin entrar a juzgar a los involucrados, claramente hubo varias acciones no apropiadas como: llamar a un boicot, incentivar a reclamar a los usuarios por correo eléctronico (lo que resultó en un bombardeo a un computador) o usar lenguaje poco apropiado en personas de un cierto nivel de educación. El resultado final fue el despido de una persona y la pérdida de imagen de un proveedor de Internet. Las razones principales del resultado desproporcionado se deben al poco entendimiento que tienen de Internet los recién ingresados. Por ejemplo, si el proveedor de Internet hubiera sólo contestado que las afirmaciones eran falsas, nada habría pasado y las consecuencias habrían sido menos graves. Es claro que aquí hay responsabilidad compartida, basada en que ninguna de las partes se comportó dentro de las normas de educación imperantes en la red. Eso es más grave para un proveedor de Internet que para un usuario. La historia completa para los interesados aparece en el número de Noviembre 29 de ComputerWorld Chile o en la página WWW del tema.
Espero que este incidente sea una lección para el futuro que recuerde que antes de decir algo hay que pensarlo muy bien y que la responsabilidad cae en las personas que emiten esas opiniones, no en las instituciones. En Estados Unidos han habido verdaderas guerras con acciones legales en varios países, por ejemplo entre la religión conocida como cienciología versus sus detractores (ver revista Wired de Diciembre de 1995). Motivados por lo anterior, en esta columna exploraremos los aspectos sociales del ciberespacio, que son muy distintos a los de nuestra vida cotidiana.
La comunicación en Internet se basa en intercambio escrito. Esto tiene numerosas desventajas y ventajas, con diferentes consecuencias. Entre las ventajas podemos mencionar el no juzgar a una persona por una primera impresión que es visual, lo que permite muchas veces conocer mejor a esa persona. También muchas personas son menos tímidas al no tener el contacto visual y por ende son más auténticas. Sin embargo, estas mismas ventajas facilitan que personas ofendan a otras, que se escondan detrás del anonimato o que suplanten o fingan una personalidad, sexo o edad que no tienen. Hay que recordar que ya sea en papel o delante de un computador, uno puede escribir cualquier cosa sin ninguna presión social de educación o diplomacia. Un famoso chiste en Internet muestra un perro diciendole a otro: nadie sabe que soy un perro en Internet.
Internet es una comunidad nueva, que no posee las características típicas de las comunidades que conocemos. Por ejemplo, relaciones sociales se establecen entre personas que no se conocen físicamente y que probablemente nunca lo harán. El vocabulario de expresiones, gestos, tonos, movimientos de manos que usamos día a día esta ausente. La carencia de estos gestos hace más difícil saber si una frase es una broma o un insulto, si una frase es dicha con seguridad o en forma dubidativa, etc. La reputación de cada interlocutor es menos importante, porque muchas veces los nombres no son conocidos o no son reales. El anonimato, que muchas veces esconde lo peor de las personas, nunca fue tan fácil.
Tampoco podemos asumir una cultura común, ni siquiera para estar de acuerdo que constituye un comportamiento aceptable. Son más de 50 millones de personas de distinta nacionalidad, raza, religión, lengua nativa (aunque inglés es el lenguaje internacional), estudios, etc. Más de 90 países sin fronteras ni leyes comunes. El resultado es libertad, como en ninguna otra comunidad. Todos tenemos la misma voz, formando una democracia perfecta. Sin embargo, al mismo tiempo, no hay nada que impida el caos absoluto.
El caso mencionado en la introducción estuvo completamente fuera de estas normas básicas. Aunque muchas de ellas pueden parecer obvias o de sentido común, muchas personas carecen de sentido común (¡tal vez este sentido debiera tener otro nombre!). El castigo más duro en Internet a personas que repetidamente infringen la netequita es el ostracismo. Es decir, la condena al aislamiento absoluto.
Pese a la netiqueta hay muchos casos aún a resolver, por ejemplo cuanto debemos explicar del contexto en una conversación para que otros no tengan que preguntar, cuanto debemos contribuir en una discusión sin que otros se aburran, cuando dos personas debieran continuar una conversación en privado, cuando podemos gritar (es decir, escribir en mayúscula), como diferenciamos entre ser chistoso o vulgar (pese al uso de "smiles"), entre amistad o avances indebidos, como protegernos de ofensas, etc. Otros problemas están en la privacidad, un tema que tocamos con anterioridad. Muchas de estas respuestas deben quedar para nuestra propia conciencia.
Todo un universo nuevo aparece con el uso comercial de Internet. Por ejemplo, la propaganda indiscriminada es mal vista en Internet. Estos problemas no están resueltos, pero una parte importante de la solución es la existencia del consenso de que reglas de etiqueta son necesarias. Esto permite que Internet no sea un caos. Además es indispensable tenerlas para responder a políticos o moralistas que buscan legislar o censurar Internet con reglas mucho más fuertes. Esto mataría esta joven democracia, pues la libertad de expresión es el espíritu central del ciberespacio. Es la fuerza que mantiene viva y hace crecer a Internet. Pero al mismo tiempo es su mayor peligro.
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