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Ejecutivo de multinacional de computación. |
Cada día escuchamos más las palabras acreditación y certificación con respecto a la calidad de nuestros profesionales. Yo no tengo dudas de la mayoría de mis alumnos, por algo todos ya están trabajando antes de terminar sus estudios. A veces estas dos palabras se confunden o se usan incorrectamente. Otras veces las estrategias asociadas a ellas son peligrosas. Por estas razones quiero exponer algunos puntos de vista.
Acreditar una carrera significa ponerle un sello de calidad al proceso educativo, incluyendo los profesores, programa de estudios, salas, biblioteca y otros recursos. Actualmente el Ministerio de Educación está llevando adelante un proceso de acreditación, en particular en el área de la ingeniería donde están insertas la mayoría de las carreras de computación. Una acreditación no implica que todos los estudiantes que terminan una misma carrera tengan la misma calidad (obvio), ni tampoco que tengan una calidad mínima, pues como en cualquier proceso, las fallas no dejan de existir. Sin embargo, la acreditación de algún modo indica que el proceso tiene una mayor tolerancia a fallas. Algo muy parecido a un sello de calidad tipo ISO-9000.
En nuestro país hay carreras de ingeniería reconocidas informalmente en el exterior como de calidad aceptable (como en la lista de referencia de programas educacionales de la IEEE - Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de los Estados Unidos). Acreditar carreras es importante cuando el contexto educativo es heterogéneo y también cuando ya hay movimientos migratorios de países vecinos debido a la escasez de profesionales (ya sea por razones de nivel técnico o de niveles de salario). Por otra parte, ni en Chile ni en la mayoría de los países del mundo existe una regulación del número de profesionales que deberían formarse cada año ni tampoco de estrategias que indiquen que tipo de profesional se necesitará en diez años. En Europa, en junio de 1999, en la Declaración de Bolonia (Italia), los ministros de educación (o sus representantes) de 31 países acordaron avanzar en la formulación de una política unificada, incluyendo regular la longitud de los estudios, con un mínimo de tres años para un primer ciclo universitario. Más información sobre este proceso puede encontrarse en http://europa.eu.int/comm/education/bologna_en.html.
La certificación es individual e indica la calidad del profesional. La mejor certificación que existe son los estudios mismos y el desempeño obtenido en ellos, más aún si son de postgrado. En mi opinión, una gran cantidad de profesionales chilenos no necesita de ninguna certificación más. Muchas personas asocian certificación sólo con los diplomas que entregan centros de capacitación autorizados por grandes empresas como Microsoft u Oracle en temas y productos específicos. Estas certificaciones tienen varios problemas. Primero, son orientadas muchas veces a herramientas y no a conceptos que perduran en el tiempo. Segundo, es un monopolio de cada empresa. Tercero, no son gratis y más aún son hasta un buen negocio. Creo que por estas razones y también por el nivel de la educación de ingeniería, poca gente ha obtenido estas certificaciones (y además, en muchos casos las personas que las han obtenido no tienen un título de ingeniero). Lamentablemente, por no tener todavía localmente una historia en el tema de la acreditación, desde el exterior se puede pensar entonces que al haber pocas certificaciones de este tipo, la calidad profesional no es buena. Luego es necesario usar otros antecedentes para explicar nuestro contexto.
Una solución posible al problema anterior es dejar que el mercado se regule por sí solo, que es lo que ocurre actualmente y no parece ser tan malo. Otra solución parcial podría ser tener algún tipo de certificación oficial, ya sea del estado o de algún organismo sin fines de lucro, que por una cantidad razonable certifique profesionales (chilenos o no, lo que sería útil para futuros procesos migratorios en el marco del Mercosur o similares). Inmediatamente surgen varias preguntas que siempre en Chile son difíciles de contestar: ¿Quién?, ¿Qué tipo de examen realizar?, etc; y por ende acaban con cualquier posible acción. También están los otros extremos, como la Licencia Europea para Conducir Computadoras (European Computer Driving License - www.ecdl.com), una iniciativa que comenzó en Irlanda en 1997 y que certifica que una persona sabe usar las aplicaciones más típicas de un PC e Internet. Esto ya ha causado controversia en España y otros países. Por otro lado, sólo en Escandinavia ya hay más de 500 mil personas que han obtenido la licencia que cuesta alrededor de 30 mil pesos (y por supuesto han de aprobar el 80% de un examen vía Internet con preguntas al azar, en un plazo máximo de 3 años).
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