¿Qué es arte? La humanidad ha discutido |
esta pregunta desde sus orígenes. |
Durante una visita a México donde ví interesantes aplicaciones de tecnologías de la información a nivel universitario, quise contarles acerca de ellas y continuar hablando de la brecha digital. Sin embargo, una interesante charla de Roy Ascott (www.caiia-star.net) postergó esta idea. Tanto Internet, como la biotecnología y la nanotecnología cambian nuestras nociones de arte. En estas líneas mezclamos el contenido de esta charla con mis propias divagaciones.
Tecnoética no viene de ética tecnológica, sino de la palabra griega noetikos, que significa mente. Por lo tanto, tecnoética representa el punto de encuentro de la tecnología y la mente. El encuentro de la física de la información con la biotecnología, una forma de cultura post-biológica. Esta combina la conciencia con la tecnología, lo antiguo con lo moderno, lo espiritual con lo artificial y lo cósmico con lo cultural. Usando una metáfora, es un medio húmedo, que combina la sequedad de la tecnología con los líquidos de la vida. Un componente importante de este concepto es la cibercepción, una facultad emergente, que nos permite pensar más rápido, profundizar en la materia y en el espacio y hacer invisible lo visible. En otras palabras, la conciencia es redefinida y por ende la realidad se redefine. De hecho el cine ya explora estas ideas en películas como Matrix o DarkCity. ¿Qué es la realidad? Algo absoluto o es sólo lo que sentimos o creemos que sentimos. En otras palabras, estamos liberando la mente para que pueda buscar otros sustratos donde crecer.
Entre las nuevas formas de arte, podemos mencionar el trabajo del brasileño Eduardo Kac. Por ejemplo, una planta en un lugar del planeta conectada vía Internet con un pájaro en otro lugar del planeta, de modo que la planta escucha el canto del pájaro y las señales vitales de la planta son transformadas en sonidos que la planta también puede escuchar. Otro ejemplo que tiene implicaciones éticas, es la clonación de un conejo usando genes de medusa, dando como resultado un conejo con una leve fluorescencia verde. Otros autores, como Char Davies, usan la respiración para desplazarnos en un espacio de realidad virtual. Otras experiencias tratan de conectar lo sagrado, el yo interno, con lo conciente, a través de la tecnología, creando una forma de psibercepción. En este espacio, un shaman es un artista y un hacker es una forma de poltergeist. También hay artistas que crean obras microscópicas usando lo que se llama nanotecnología, incluyendo la biotelemática, la nanorobótica y la neuroconstrucción. Formas que crecen de lo pequeño y por lo tanto no son simplificaciones de la realidad. También la arquitectura puede ser modificada, de modo que los lugares no sólo sean lo que nosotros vemos de ellos, sino lo que ellos sienten acerca de nosotros. Esto implica espacios inteligentes que se adaptan a nuestras necesidades. Estas nuevas formas de arte crean una nueva ontología de lo real, que mezcla la realidad que validamos durante nuestra vida y distintas realidades virtuales.
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