Tolerancia cero

José M. Piquer

Los chilenos parecemos inofensivos y tenemos reputación de apocados, hasta hablamos en diminutivo (por favorcito, déme un vasito de aguita), pero a la primera oportunidad nos convertimos en caníbales.

Retrato en Sepia -- Isabel Allende

Las empresas de software son siempre un ejemplo de cómo ganar dinero haciendo productos de mala calidad. Es curioso que exista un mercado tan grande que demanda productos que no funcionan bien. No creo que exista ningún ejemplo a nivel mundial de productos tecnológicos tan malos y tan caros. Cuando compramos un teléfono, suponemos que va a funcionar y listo. Cuando compramos un software, temblamos pensando en qué va a pasar cuando lo instalemos, cuando apretemos next 10 veces y luego reiniciemos el computador otras 10. Con mucha suerte, el sistema seguirá operando bien. Con una suerte impresionante, el producto nuevo también funcionará. En todos los casos, el sistema completo se caerá unos minutos más tarde. (Como ahora los equipos traen cada vez más software, ¡me tocó hace poco tener que re-iniciar un teléfono celular!)

Por ello, tratamos de comprar lo menos posible de nuevas versiones y de nuevos productos. Sin embargo, todo está hecho para obligarnos a actualizar las versiones, inventando formatos incompatibles de modo que si mi vecino me envía documentos de la versión nueva, yo ya no puedo ni siquiera imprimirlo. Peor aun, todo está hecho para obligarnos a actualizar nuestro hardware, porque la nueva versión no funciona en mi equipo, porque es mucho más seguro reinstalar todo de nuevo en una máquina nueva que actualizar la antigua, etc. El slogan tradicional es ``lo que INTEL te da, Microsoft te lo quita".

Ahora vienen con la tolerancia cero. Es decir, no basta con habernos convencido que el software es así, que hay que pagarlo caro y actualizarlo, ahora además nos allanan y nos amenazan con las penas del infierno por haberlos estafado. Para mí, la tolerancia cero deberíamos aplicarla nosotros: no aceptar pagar por software malo y caro, así como rechazar sus actitudes matonescas. Si las empresas de software han detectado que es necesario recurrir a estas campañas del terror, es porque hay algo malo en su modelo de negocios. Si el software fuese barato y bueno, estaríamos todos felices de comprarlo, y nadie se daría el esfuerzo de piratearlo.

Afortunadamente, podemos partir nuestra campaña de tolerancia cero: dejemos de comprar software propietario, cerrado, oscuro y malo. Equipemos nuestros sistemas con software abierto, seguro y serio, disponible gratuitamente en Internet. Pasemos nuestros sistemas a Linux, y aprovechemos de hacer un mundo mejor y más digno. En vez de pagar por un software que no funciona y que no nos entrega ningún soporte real, instalamos software gratuito y contratamos el soporte que necesitemos para que funcione bien. Con las distribuciones de Linux, que vienen con los programas fuente, las empresas de soporte pueden darme todo lo que necesitamos, desde configurar la máquina hasta arreglar un error o adaptar un driver para un nuevo dispositivo.

Los informáticos debiéramos ser más duros en nuestras exigencias de calidad: tolerancia cero a la mediocridad.

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José M. Piquer
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