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Software Made in Chile: ¿ahora sí?




José M. Piquer

si todo eso fuera extrapolable, si todo eso no fuera, en el fondo no fuera sino que estuviera ahí para que alguien (cualquiera, pero ahora él, porque era el que estaba pensando, era en todo caso el que podía saber con certeza que estaba pensando)... - Julio Cortázar, Rayuela


Y, otra vez, volvamos a pensar si Chile tiene algo que decir en desarrollo de software en el planeta global de hoy. Siempre tenemos esa esperanza en la capacidad de nuestros profesionales, en el empuje y creatividad de los chilenos y en visualizar una industria de software local de alto nivel, generadora de empleo y riqueza para el país.

Para nosotros, en la Universidad, es como el sueño dorado, porque nos permitiría desarrollar proyectos conjuntos con las empresas en el límite del conocimiento y la tecnología, siendo el desafío más motivante del investigador el empujar la frontera del conocimiento y, a la pasada, transformar ese paso en riqueza para su país.

Pero es bastante claro que la tendencia de los últimos 10 años no ha ido en esa dirección. Hay menos distancia tecnológica entre la Universidad y la Empresa. Pero prácticamente no hay investigación y desarrollo financiadas por el sector privado que sean de frontera internacional. Se genera un fenómeno difícil de cambiar, porque es como un círculo vicioso: la empresa cliente del software chileno es de bajo nivel tecnológico y de pequeña escala, por lo que tiene entrenadas a las empresas chilenas a proveer ese nivel de software. Esas empresas no están dispuestas a pagar sistemas más caros y eso es lo que les da el nicho a las empresas proveedoras locales. Desgraciadamente, a medida que el país crece, ese nicho se contrae y debiera tender a desaparecer.

¿Como lograr romper ese círculo de clientes malos que entrenan proveedores malos? Creo que sin clientes buenos, no es viable cambiar la industria. Tal como una universidad no puede ser mejor que sus alumnos, una empresa no puede ser mejor que sus clientes. ¡No existe una universidad buena con malos alumnos!

Competir de golpe a nivel mundial no es factible: las experiencias de software chileno exportado han sido todas bastante malas, muriendo siempre por escala y calidad. Sin embargo, creo que podemos competir en aquello en lo que somos buenos: hacer sistemas novedosos, innovadores, a bajo precio. Particularmente en las áreas nuevas de desarrollo, donde la calidad y los sistemas de certificación aun no son estables: sistemas embebidos, inalámbricos, dispositivos inteligentes, web services, etc. Si tomamos liderazgo en desarrollos de productos innovadores para áreas nuevas, podemos influir en la definición de los estándares del futuro, y terminar nosotros dando las certificaciones al resto.

De nuevo, el tema es que clientes locales para sistemas nuevos no encontramos muchos en Chile. Sin embargo, hay industria de nivel mundial en Chile, donde somos líderes: minería, agricultura, pesca, astronomía, por nombrar algunas. Muchas de estas industrias requieren tecnología para competir, pero tienden a contratarla a empresas extranjeras, justamente porque no confían en el nivel de la industria chilena.

Si juntamos a las universidades líderes en tecnología con las empresas líderes mundiales y creamos proveedores de nivel mundial para esa industria en el resto del mundo, podríamos romper el círculo vicioso que nos tiene entrampados y no nos deja salir del subdesarrollo tecnológico.

Solo se requiere confiar un poco más en nosotros mismos, los chilenos, para hacer esto posible.




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Jose M Piquer 2003-07-24