Made in Chile

José M. Piquer

La vida diaria en su totalidad está normada por el apuro y la eficiencia. Se lo comento a él.
- El concepto de ser feliz ya no es una categoría vital para los chilenos, arrancamos esas dos palabras del vocabulario nacional, no sé bien en qué momento...

Nuestra Señora de la Soledad, Marcela Serrano.

Muchas veces me pregunto porqué la industria del software en Chile no resultó como se esperaba. A comienzos de los 90, hubo un boom de expectativas, con un aumento sostenido de las exportaciones y algunos ejemplos importantes de empresas desarrolladoras. Incluso hubo proyectos de instalar capacidad de programación de sistemas remotos acá en Chile, que fueran contratados desde Estados Unidos.

Hoy, no queda ningún rastro de esos esfuerzos. Las empresas quebraron o han cambiado de giro, dedicándose más al hardware y a la integración que al desarrollo. Aunque el nivel de los programadores chilenos se considera bueno, no existe capacidad de desarrollos grandes, grupales con tecnologías de desarrollo modernas. ¿Qué pasó?

Si suponemos que la capacidad cerebral se reparte más o menos equitativamente en el mundo, y sabiendo que el nivel educacional de nuestras buenas universidades es competitivo internacionalmente, no existe ninguna razón estructural ni de barrera de entrada para que desarrolladores nacionales crearan productos exitosos. Peor aun, las condiciones no han hecho más que mejorar, puesto que Internet ha eliminado las barreras de distribución, y ha creado un área nueva donde cualquier idea creativa tiene todas las chances de éxito, sin importar la nacionalidad del creador. A modo de ejemplo, el driver de sonido en mi Linux fue desarrollado en Polonia, desde donde lo traje a mi computador.

Chile no ha cumplido con las expectativas en sus capacidades de competir a nivel mundial en el desarrollo de software. Es difícil descubrir las causas, pero por una vez creo que no podemos culpar al resto de nuestras propias debilidades.

Creo que la escala nacional nos juega en contra: los sistemas con los que trabajamos son siempre pequeños a medianos, lo que no nos ha permitido experimentar en grande. Esto nos ha hecho despreciar las metodologías de diseño y desarrollo más modernas, para los grandes sistemas. No las conocemos, no las entendemos y no las usamos. La premura, por su parte, también juega en contra, llevando a hacer sistemas inestables, inmodificables y pobres en diseño.

También creo que nos afecta nuestra aversión al riesgo. Los chilenos somos increíblemente conservadores. Los economistas nos han acostumbado a creer en evaluaciones muy estrictas, a hacer planes de negocios muy exitosos, con TIR y VAN precalculadas y conocidas de antemano. Hemos llegado a creer en dichos planes, aun sabiendo que todos los números fueron inventados por nosotros mismos. El verdadero emprendedor simplemente cree en su idea, consigue dinero de otros que también creen y corren el riesgo juntos. De esos, no tenemos muchos.

Por otro lado, el desarrollo de tecnología no se puede crear de un día para otro, se requiere un trabajo largo de entrenamiento, aprendizaje y comprensión. Creo que hemos avanzado en todos estos años, pero era de una inocencia infantil pensar que podíamos hacerlo diez años atrás. No acercamos, y en la medida que Internet siga desarrollándose en Chile, quien sabe, tal vez el próximo driver Linux que instalaré habrá sido desarrollado en el país.





José M. Piquer
Wed Nov 17 12:43:35 CLST 1999