Hace algunos años ya que contemplamos, con más fuerza cada vez, el desarrollo de una nueva guerra tecnológica: la guerra de los sistemas operativos. Después que los Mainframes dejaron de pelear (cada uno sigue con su propio sistema operativo, pero ya a nadie le importa) y que Unix ganó la guerra en los minicomputadores y en las estaciones de trabajo (por abandono del resto al no ser portables), parecía que se habían calmado los aires.
Sin embargo, faltaba definir la parte más importante del cuadro: los computadores personales. Inicialmente, los PCs eran admirables por su precio y capacidad, pero nadie habría osado correr un sistema operativos en ellos. CP/M y MS-DOS eran un sistema minimal que permitía ejecutar programas, pero no era pensable tener memoria virtual, protección del hardware, etc. Por ello, nadie se preocupó de su destino.
Hoy día, un PC es una máquina impresionante. A precios muy bajos (producto de las increíbles economías a escala, incomparables a cualquier otro computador), se adquiere un procesador rapidísimo (un Pentium es comparable a la mayoría de los procesadores RISC existentes), 16 megabytes de memoria, 1 Gigabyte en disco, etc. Esta máquina tiene mucha más capacidad que cualquier minicomputador multiusuario. Sin embargo, parece que la gente no se ha dado cuenta aún. En MS-DOS aún hay problemas de direccionamiento, cuando el procesador es de 32 bits y tiene todos los mecanismos para protección de memoria necesarios. En Windows, el multitasking es más mentiroso que la balanza que mide concentración y no peso.
Está claro que el futuro va por un veradero sistema operativo en los computadores personales. Por otro lado, también está claro que todos quieren tener el mismo sistema operativo en los clientes y en los servidores, y ojalá el mismo en toda la organización.
De ahí nace la guerra por dominar el mercado de los PCs, los servidores locales para luego seguir hacia la organización completa. Microsoft ataca con NT, IBM con OS/2, Sun con Solaris. Cada uno con sus propias diferencias tecnológicas, sin embargo todos son verdaderos sistemas operativos, con todas las funciones requeridas. Esto hace que se parezcan mucho más a Unix que a MS-DOS o Windows, y los esfuerzos por esconder la complejidad son bastante vanos.
>Quién va a ganar la guerra? Imposible saberlo, incluso Microsoft duda lo suficiente del éxito de NT como para mantener en pleno desarrollo Windows (cuya versión 4 es un cambio radical con respecto a la 3). OS/2 era una buena idea, pero llegó bastante tarde. Solaris es unix, y los usuarios de PC son más bien reacios a unix (y vice-versa, pasaron más de ocho años hasta que tuve un PC).
Para una empresa que debe decidir invertir en desarrollo, el asunto es no trivial. Casarse con un sistema operativo es tal vez peor que casarse con un proveedor de hardware. Por ahora no nos queda más que esperar y ver cómo se desarrolla el mercado. Yo, por mi parte, corro Linux en mi PC, y ya estoy pensando en comprar un PC en vez de una estación de trabajo. Tengo lo mejor de ambos mundos: hardware barato y rápido, un sistema operativo gratuito, con soporte en línea a nivel mundial, con upgrades incluídos...
Ojalá no se les ocurra empezar a venderlo, porque ahí dejará de funcionar, y será como todo software comercial, es decir, lleno de errores.