Cada vez es más frecuente ver empresas grandes dedicadas a instalar SAP en sus sistemas de gestión, gastando millones de dólares en el proceso y quedando casi paralizadas durante largo tiempo mientras logran que el sistema funcione dedicando todos sus grupos informáticos a lograr que funcione.
Una vez finalizado el proceso de aprendizaje e instalación, la empresa queda feliz, porque finalmente ha logrado el sueño de todo gerente: el control total sobre los datos de gestión, la información en línea de todo lo que está ocurriendo, la foto instantánea de la realidad de la empresa, desde la productividad de cada empleado, los gastos totales en cada rubro, hasta cuanto tiempo pierden en el baño los empleados. Por ello, no cuestinonan el tiempo gastado, el dinero invertido ni los costos de mantenimiento del sistema, porque finalmente han logrado materializar el sueño del control total.
La pregunta final es: ¿es esto realidad? La computación ha invadido muchos dominios nuevos, generando oportunidades y desafíos notables en casi todas las áreas del conocimiento humano. Sin embargo, a veces genera falsas expectativas e incluso induce al error humano al confiar demasiado en los datos presentados. Algo que no hay que olvidar nunca es que una visualización computacional es simplemente eso: una imagen, un dibujo. El ser humano tiene tendencia a dejarse guiar por sus ojos, por lo que se ve, asumiendo que debe ser real, puesto que lo está viendo. Los constructores de edificios y estructuras han cometido errores graves debido a este tipo de errores: creer demasiado en las simulaciones computacionales y en sus visualizaciones. Otro caso típico son los economistas: inventan una planilla para que genere la Tasa Interna de Retorno que ellos quieren y, al cabo de un par de semanas, ellos mismos creen que es real.
Me temo que el Control Total es otro caso de ilusión masiva, de creer que lo que estamos viendo en el computador es la verdad. Me temo que un gerente que tiene esos datos en la pantalla tomará decisiones asumiendo esa información como real, creyendo que está viendo la realidad con sus propios ojos. Me temo que sus decisiones serán peores que las que toma un gerente que no tiene ningún sistema de gestión computacional, porque este último sabe que no posee la información necesaria y la averiguará, dudará de ella y seguirá sus instintos como todo ser humano está acostumbrado a hacer.
La información en las pantallas del sistema es tan falsa como todas las mentiras ingresadas en él, y capaz que peor, puesto que es una mezcla de verdad (variables medidas por máquinas) y mentiras (datos ingresados por seres humanos intentando cumplir con sus metas). Si podemos recordar que eso es así, el sistema podría ser útil, puesto que aporta información nueva, y el gerente podría seguir actuando como antes, pidiendo más datos, comparando y aplicando su intuición. Sin embargo, no será así. Todo ser humano cree en lo que ve. Peor aun si toda una institución a su alrededor cree en lo que ve y considera retrógrado andar aplicando los métodos antiguos de gestión. Peor aun si el sistema costó millones de dólares, por lo que todos están interesados en que funcione y no aceptarán la realidad que su resultado es cuestionable.
Creo seriamente que las grandes corporaciones que aplican estos megalómanos sistemas de gestión tienen un futuro dudoso, no tanto por la cantidad de recursos invertidos, sino por la mentira colectiva que generan: las decisiones estratégicas de los próximos años estarán todas basadas en esa ilusión.