La formación profesional universitaria informática en Chile es de nivel internacional. De hecho, después de seis años de carrera, un ingeniero civil en computación es equivalente a un magister en computación en cualquier parte del mundo. Nosotros lo vemos todos los días en nuestros estudiantes: cualquiera de ellos que parte al primer mundo tiene resultados espectaculares afuera, incluso cuando no eran muy buenos alumnos acá. El mercado, en Chile, se los disputa antes que terminen la carrera y la mayoría de ellos están trabajando mucho antes que se titulen.
El problema es que el trabajo no les exige a su verdadero nivel: el sueño dorado de un recién titulado promedio es conseguir un trabajo bien pagado, fácil y sin riesgo. Desgraciadamente, ese tipo de empleo existe, por lo menos aparentemente, y resulta un gran desperdicio de talento y esfuerzo para todo el país. Hay pocas cosas que me duelen más que el despilfarro de inteligencia y capacidad. Debiera haber una ley que obligue a los seres humanos a explotar su inteligencia hasta su límite. Hay tal escasez de inteligencia en el mundo, que resulta aberrante seleccionar puntajes sobre 700 puntos, hacerlos trabajar y aprender duramente por 6 años para enterrarlos en un escritorio gris y sin gloria de un empleado más.
Peor aun, ese mismo profesional, 10 años más tarde, si no se ha mantenido informado y al día, re-entrenándose permanentemente con un enorme esfuerzo personal, ya no vale nada en el mercado. Los únicos informáticos que vienen a preguntarme si tengo un trabajo que conseguirles son cuarentones (típicamente ex-compañeros míos de universidad) que estuvieron todo este tiempo ejerciendo un trabajo "ideal": bien pagado, fácil y sin riesgo. Sin embargo el riesgo, aunque a largo plazo, era altísimo, porque quedar cesante a esa altura y desactualizado será un desastre mayor.
A los muchachos recién egresados de computación hay que estrujarlos, empujarlos hasta sus máximas capacidades y sacarles provecho hasta su límite. Aprovechando su potencial, el país ganará por todos lados al explotar bien sus capacidades.
Por otro lado, los empleadores de nuestros egresados no aprecian mucho ese potencial. En general, la visión empresarial de los informáticos es más bien gris y triste: lo ven como un ser ininteligibile que solo quiere gastar dinero en equipamiento inútil. En forma natural, le proveen su habitat favorito: un trabajo fácil, bien pagado y aburrido.
A medida que Chile transita su camino hacia el desarrollo, la tecnología y sus complejidades comienza a estar cada vez más presente en las decisiones de las empresas. La única forma de tomar esas decisiones es entendiendo la tecnología y para ello se requiere que los informáticos sean capaces de entender el problema y explicar la solución. Acercar el mundo de los negocios al mundo de la tecnología es cada vez más necesario e importante.
Por eso, si usted es un empresario, junte a sus gerentes de negocios con sus gerentes informáticos. Ya no basta con hacer buena gestión en abstracto, se requiere entender. Exíjale a su informático que le explique la tecnología hasta que la entienda. Él tiene el potencial, es realmente bueno, pero hay que forzarlo a demostrarlo. Por ello, los informáticos y los gestores deben ser capaces de discutir, comprenderse y diseñar soluciones en conjunto. Si no comunican, cámbielos. Contraten informáticos y gerentes jóvenes y vuelvan a empezar.
Y para los jóvenes que están egresando hoy, yo les recomiendo emprender una aventura aun mayor: creen su propia empresa, proveyendo los servicios que ustedes mismos han necesitado y que nunca encontraron. Persigan ese sueño un par de años y vean si pueden vivir de él. Para eso, la mayoría de las universidades hoy cuentan con incubadoras de apoyo que los pueden ayudar. Si le aciertan, pueden desbloquear una carrera empresarial a futuro. Si no le aciertan, van a aprender como nunca en ese tiempo y quedarán muy bien preparados para entender los problemas de negocio y de subsistencia de una empresa, lo que les permitirá ejercer su profesión en mucho mejor forma.