El Palm-PC no es un computador, ¿o si?

José M. Piquer

Al comienzo no había nada, lo que explotó.

Lords and Ladies, Terry Pratchett

He mirado con algo de envidia y algo de desprecio los Palm-PC desde su aparición en las manos de mis amigos. Poco a poco se han ido volviendo más sexy, pequeños y funcionales.

De una agenda electrónica, estos aparatos incluyen cada vez más funcionalidades, como navegadores Internet, ambientes de desarrollo de aplicaciones, facilidades para bajar aplicaciones desde Internet e instalarlas en ellos, etc. Yo todavía desconfío de ellos, aunque confieso que estoy comenzando a pensar seriamente en comprar uno, aunque solo sea para poder responder sobre mi agenda cuando me llaman por celular al metro. Aunque siempre ando trayendo mi Notebook liviano y plano, sería como mucho sacarlo en el metro para anotar algo en la agenda de mi Linux.

Lo que le falta a estos Palm es conectividad (la última versión en USA incluye un acceso inalámbrico, pero requiere un proveedor que aquí no existe) y una mejor capacidad de almacenamiento. Eventualmente, supongo que correrán Linux y tendrán Gigas de espacio para tener mis archivos ahí dentro.

No requieren nada más, es importante que no le agreguen nada, porque sino terminarán como los notebooks modernos que hay que ponerles ruedas para llevarlos de un lado a otro.

Lo que no entiendo bien, es porqué un Palm es tan distinto de un computador. Como ejemplo, mi mujer jamás ha soportado usar un computador. Mis intentos por motivarla a usar planillas de cálculo, navegar en Internet y maravillarse con ello se han estrellado con el más impresionante muro de la indiferencia. Ahora le regalé un Palm V de 3Com. Es pequeño, funcional, liviano, sexy y caro. Decidí que era mi último intento por seducirla con la tecnología. En el fondo, abrigaba la secreta esperanza de fracasar, en cuyo caso iba a verme "obligado" a usar ese Palm para mí, y tenía una justificación perfecta para excusarme.

Aun no me repongo de mi sorpresa: no solo le gustó, sino que lo ha adoptado completamente. El Palm utiliza un sector sensible para escribir con un lápiz, y requiere aprender una forma de escribir especial para que funcione (el formato le llaman Graffiti). Mi apuesta era que eso iba a matar al usuario, pero en la práctica mi mujer aprendió casi de inmediato y hoy escribe mucho más rápido que yo. En la práctica, en unos pocos días tenía toda su agenda ingresada, ha aprendido a usarla, programar y revisar eventos, buscar, etc.

La primera lección importante de esto es que es mucho más efectivo intentar que un humano aprenda una forma que le gusta al computador que lo contrario. Todos lo sistemas que he conocido que tratan de aprender la escritura habitual del usuario son un desastre.

La segunda lección es que un Palm no es un computador. Si lo fuera, mi mujer no lo usaría. ¿Porqué no es un computador? No lo sé. Es verdad que no tiene teclado, pero eso no parece esencial. Es verdad que uno lo enciende y está listo en donde se encontraba antes, lo que es una diferencia mayor. Por otro lado, cabe en un bolsillo, lo que también es importante. Además, tiene unas pocas aplicaciones bastantes ad-hoc, lo que lo acerca más a las agendas electrónicas que a los computadores.

Lo que me impactó más, fue como algo que yo considero un computador puede disfrazarse de otra cosa para que la gente no lo rechace. En conclusión, este tipo de dispositivos simples, amistosos y útiles tienen enormes potenciales que debiéramos aprovechar. Un poco más que avance la tecnología, y podré sacar mi Palm en el metro, cargar las tareas de mis alumnos, compilarlas y corregirlas y, finalmente, publicarles las notas en el web del curso. No estaría mal.

Si tan solo corriera Linux.





José M. Piquer
Fri Aug 13 15:20:45 CLT 1999