Como usuario entusiasta, me ha tocado varias veces tratar de usar Internet para todos los trámites posibles. Hoy en día, generalmente uno logra avanzar bastante en los servidores web, buscando, eligiendo y decidiendo lo que queremos de lo que nos ofrecen. Aunque los sitios pueden estar mejor o peor diseñados para ser cómodos y rápidos, y muchas se vuelven tediosos, en definitiva funcionan bastante bien. Hasta que llega el momento más temido: queremos pagar. A esta altura, me resulta como una pesadilla, porque ya sé de antemano que algo va a fallar y tiemblo a medida que me acerco al final, porque todo se ve bien y funciona, pero estoy invadido de una sensación de inutilidad de todo mi esfuerzo. Y el esfuerzo no es despreciable: elegir el producto, agregarlo al carro de compras, identificarme, y esperar cada vez que Internet me responda...
Algunos ejemplos: quiero pagar mis impuestos, voy a pagar en línea a mi banco, me conecto y después de un buen rato me dice que no puede atenderme en ese momento. Quiero comprar una batería para mi notebook en Estados Unidos, logro que me envíen el paquete a Chile, pero al pagar me exigen una tarjeta de crédito cuya dirección de facturación esté en Estados Unidos. Quiero pagar mi peaje de la autopista central, dice que tiene muchos medios de pago, pero al final sólo se puede a través del portal de Servipag y, después de un buen rato, me dice que no está activo. Un extranjero quiere comprar un dominio .CL, usa webpay para pagar con tarjeta de crédito y le rechazan el pago porque la tarjeta fue emitida fuera de Chile.
Parece absurdo que la plataforma de negocios del futuro, aquella a la que estamos apostando la mayoría de los países y en la que basamos el desarrollo económico futuro, resulta que ¡no tiene buenos medios de pago!
El problema de base parece estar en la resistencia y lentitud que los operadores de los medios de pago más populares en el mundo real han tenido frente a la irrupción de Internet: las tarjetas de crédito. La verificación de los pagos a través de tarjetas se ha basado siempre en la posesión de la tarjeta misma y en listas de tarjetas válidas que se mantienen más o menos al día y en línea de modo de revocar las tarjetas perdidas o robadas. Como esto es obviamente inútil en Internet, se ha optado por validar simplemente a través de ingresar información que figura en la tarjeta.
Tanto en el mundo real como en el virtual, las técnicas de seguridad de estos sistemas están haciendo crisis, y los operadores no han querido enfrentarlo decididamente durante ya demasiados años. Hoy en día, si ustedes quieren recibir pagos vía Internet con tarjetas de crédito internacionales, se llenarán de compras con tarjetas válidas que luego serán reversadas por sus verdaderos dueños porque nunca la usaron para comprarles nada. Existen listas enormes de datos válidos circulando por Internet, y resulta demasiado fácil intentar cientos de veces hasta que uno resulte. En NIC Chile no hemos logrado tener una buena solución para esto.
En definitiva, se requiere con urgencia un medio de pago electrónico seguro y práctico para que los vendedores puedan aprovechar en serio las gracias de una plataforma de negocios global y ubicua como Internet. Si Mastercard y Visa no deciden pronto hacer cambios de fondo en sus sistemas de validación (de hecho bastaría con una password simple a modo de firma), el mundo pasará al lado de ellos y generará sus propias soluciones: paypal es un paso en esa dirección.
Por otro lado, los bancos en Chile deberían tomar este tema seriamente también porque resulta absurdo que un vendedor que quiere permitir pago desde las cuentas corrientes (como Impuestos Internos) deba desarrollar una versión diferente para cada banco (¡por suerte quedan cada vez menos bancos!). Un medio de pago eficiente y muy barato (que permita pagar montos bajos también) sería un aliciente para el desarrollo de un comercio electrónico serio. Las casas comerciales que hoy buscan posicionarse como medios de pago alternativos, también deberían desarrollar una versión de pago en línea (tipo webpay), con lo que descolocarían a los bancos tradicionales. Por lo menos, si quieren hacerlo, en NIC Chile estaremos inmediatamente dispuestos a ayudarlos.