El negro panorama de las Universidades

José M. Piquer

Salirse es más difícil que estar adentro. Todo comienza a podrirse -dijo el anciano dando una mirada a su alrededor- cuando esto se convierte en una vilegiatura, un nicho donde esperar una jubilación. Tú ves, yo no lo he hecho hasta ahora. Son muy pocos los que oyen la melodía celeste, y sin embargo todos continúan, día tras día, aferrados a unas vanas y mezquinas esperanzas de gloria.gif

Es curioso como en estos años los departamentos de computación de las universidades chilenas han ido cambiando. Hace veinte años, existían solo dos modelos posibles: el de los teóricos (matemáticos migrados a la informática) y el de los pituteros (informáticos profesionales). Resultaba imposible tener un verdadero grupo de investigación tecnológica por la inexistencia de equipo adecuado. Básicamente en Chile instalábamos computadores con unos diez años de retraso, haciendo imposible correr en el área tecnológica.

Actualmente, la situación es radicalmente distinta, el equipamiento de las universidades es impresionante y competitivo con las buenas universidades del mundo. En términos generales, el soporte tecnológico es de primera (con algunas excepciones, como la conectividad donde seguimos muy lejos de obtener un servicio mínimo). Por ello, ahora es perfectamente posible tener un departamento tecnológico, participando en los desarrollos mundiales, traspasando tecnología a las empresas locales y conocimientos de primera línea a nuestros estudiantes. En particular, ese parecería ser el rol primordial de una escuela de ingeniería.

Sin embargo, la realidad es muy diferente. Ahora que ya no tenemos la excusa del equipamiento, ¿porqué no logramos armar un grupo de trabajo serio en tecnología? En nuestro departamento, en la Universidad de Chile, estamos muy cerca de lograrlo, sin embargo ha resultado imposible contratar nuevas personas y cada vez siento más que la meta resulta inalcanzable.

No hay respuestas simples, pero habiendo perseguido este sueño por muchos años, tengo algunas pistas que parecen bastante claras. En particular, creo que el sueldo no es la componente fundamental. Siguiendo el modelo tradicional, la Universidad nos paga un sueldo ridículo, pero nos posiciona de forma de poder conseguir proyectos de investigación y de transferencia tecnológica que incluyen dinero para nuestros bolsillos. De esta forma, manejando varios proyectos y trabajando duro, podemos completar un sueldo satisfactorio. Más importante me parecen otras componentes, en particular el sistema de evaluación en uso en las universidades tradicionales.

La teoría indica que en el Universidad debemos dedicarnos a la docencia, la investigación y la extensión. La docencia y la extensión resultan vitales en un esquema donde el financiamiento reposa fundamentalmente en esas actividades. Sin embargo, la investigación es la única componente evaluada seriamente. La única razón parece ser que es más fácil de evaluar (aunque a mi no me parece así). Esto lleva a que es mucho más productivo irse al área teórica para generar publicaciones, y los investigadores tecnológicos prefieren terminar de asesores en empresas y los buenos docentes en las universidades privadas.

Aunque esto es un fenómeno bastante internacional, creo que en Chile es más grave, puesto que la situación actual requiere de un fuerte apoyo tecnológico (tanto en formación de profesionales como en transferencia) para pasar a una etapa superior de desarrollo.

Si la situación actual permanece, y las comisiones superiores de evaluación siguen obcecadas con sus arcaicos mecanismos, las universidades tradicionales continuarán su lento pero persistente deterioro. En ese negro futuro creo que las alternativas de las universidades privadas sabrán posicionarse como nuevos centros de investigación tecnológicos de alto nivel, llevándose los mejores investigadores, profesores y alumnos del país. Al igual como en Estados Unidos, las universidades tradicionales serán la alternativa mediocre y las mejores universidades del país resultarán inalcanzables para la gran mayoría de la gente.





José M. Piquer
Mon Mar 10 09:08:06 CST 1997