Qué es lo que canta, digo yo,
no lo consigue responder,
vana es la abeja sin su miel,
vana la hoz sin segador.
¿Es el dinero alguna luz
para los ojos que no ven?
Treinta denarios y una cruz
reponde el eco de Israel.
¿De dónde viene tu mentir
y adónde empieza tu verdad?
Parece broma tu mirar,
llanto parece tu reir.
Cantores que Reflexionan, Violeta Parra
En el mundo se ha puesto de moda organizar huelgas de acceso a Internet y tuvimos una hace poco en Chile. En general la batalla es por un acceso más barato. Desgraciadamente, creo que no está claro exactamente contra qué se está peleando.
En Chile, la huelga apareció más orientada contra el Servicio Local Medido (SLM) el que se considera muy caro. Hacer una huelga de Internet en contra del SLM es un poco raro, porque en ese caso habría sido mejor no usar el teléfono. En realidad, creo imposible a esta altura cambiar el SLM, porque existe un gran convencimiento, tanto en la autoridad como en las telefónicas, de que es un concepto justo y bien evaluado. Yo no estoy de acuerdo, pero no entendiendo nada de telefonía, no me interesa discutir ese punto.
Lo que sí es importante, es dar acceso a Internet a todo el mundo a un precio justo. De hecho, el precio debiera ser una tarifa fija al mes y sin costos variables de ningún tipo (ni por minuto, ni por bit, ni por sinusoides cuadradas). Sólo así tendremos una Internet con buena utilización y con un mercado de clientes y de proveedores de información imposibles de dejar de lado.
Dado que el costo fijo de la telefonía cubre la mantención de mi par de cobre a la casa, la pregunta correcta es cómo utlizarlo (o utilizar cualquier otro cable o medio que llegue a mi casa) para accesar Internet sin pasar por la telefonía tradicional.
Lo que la regulación debiera empujar es el uso de estos medios para acceso a Internet, incluso tal vez a través de terceros, pagando el uso del medio físico a su dueño. Diversas tecnologías ya existen, y debieran estar en uso en Chile: TV-Cable, Satelital o HDSL debieran ser comunes.
Por el lado de la telefonía, sería cosa de no considerar los llamados a teléfonos de IP providers como telefonía. Básicamente, esos llamados pueden ser ruteados de otra forma, sin saturar las troncales telefónicas, como se hace en Estados Unidos por razones de costos (dado que allá no existe un pago por tiempo).
Aunque la calidad de Internet en Chile ha mejorado sistemáticamente los últimos años, todavía deja mucho que desear. La interconexión a alta velocidad de todos los proveedores chilenos aun no existe, a pesar que demasiadas conexiones punto a punto, de variadas calidades, sí hay. Las tasas de pérdidas de paquetes son demasiado altas para lograr transferencias razonables, y típicamente andan cerca del 20% hacia Estados Unidos. Esto hace aun más injusto un cobro por tiempo, puesto que sale más caro cuando el servicio es más malo.
Por su parte, el crecimiento de Internet en Chile sigue siendo razonable, pero debemos afirmar más las troncales entre proveedores y también los accesos a las casas. Debemos buscar tecnologías que nos permitan saltarnos la telefonía y su SLM, para pasar a un acceso de mejor calidad y mucho más barato, permitiendo estar conectado por varias horas al día, sin preocuparse del taxímetro.
En esto último siento que falta velocidad en la implementación de
soluciones. Si las telefónicas saben lo que la gente necesita
y también conocen las tecnologías que se requieren, porqué no
empiezan de inmediato a implementar soluciones adecuadas. Existe
una lentitud innata en reaccionar que puede terminar costándoles
la vida en el negocio de las telecomunicaciones. De tradiciones
estatales, las telefónicas tienden a imaginar un modelo global
de servicio y luego quieren implementarlo en todos sus accesos.
En el caso de Internet, la tecnología cambia tanto y tan rápido,
que ese esquema conlleva inmovilidad: una vez que elegí una solución
y logré implementarla ya está obsoleta. Lo que corresponde, por lo tanto,
es implementar diversas tecnologías en diversos lugares, rápidamente,
con soporte minimal, de modo de poder salir a la calle a vender sin
demora. En las actuales circunstancias, más importante
que tener un producto de lujo y sin fallas, es tener un producto a tiempo.