- Me siento bastante raro estos días. Deberías darme alguna cosa, una especie
de objetivador.
- ¿De objetivador? - dice Xavier -. Eso no existe viejo.
- Pienso demasiado en mí mismo - dice Pierre -. Es idiota.
Las Armas Secretas -- Julio Cortázar
Debe ser una cuestión de edad. O de profesión. Pero lo que es cierto es que cada vez me preocupa más la soberbia, el ego, la prepotencia de mis colegas. Partimos todos juntos, hace ya tanto años, jóvenes, idealistas, marcados por un régimen militar dictatorial, unidos y confiados. Enfrentamos un mundo dominado por viejos, prepotentes y obsoletos, y mafiosos que no nos dejaban entrar, que no nos dejaban subir.
Veinte años después, aquí estamos, en democracia, al borde de los cuarenta años (antes o después). ¿Qué hemos hecho?
Últimamente, me encuentro cada vez más con mis viejos amigos, exitosos, poderosos, viejos, prepotentes y mafiosos. Sólo hablan de sí mismos, de su éxito, de su poder. Pasan horas enteras hablando de sus obras, de sus triunfos, de lo bueno que son, de lo inteligente que son. Debe haber algo con la edad y con la profesión. Batallamos tanto por tomarnos el poder, que parece que olvidamos algo en el camino, que perdimos la humildad.
Los informáticos tendemos a actuar como secta, como grupo cerrado de iniciados en temas secretos para el resto. Hablamos en siglas y despreciamos a los seres humanos que no las entienden. No nos comunicamos fuera de nuestro clan y nos volvemos integristas de nuestra profesión. Un poco defensivos también, porque sentimos que nos cuestionan, lo que nos hace aun más agresivos con los demás.
He decidido que debiera poner un afiche en mi oficina que diga: ``Cuidado con tu ego". Hagamos un esfuerzo por recordar quienes somos realmente. Que somos humanos, que cometemos errores, y que no somos superiores a nadie.
También debe estar relacionado con la situación maníaco-depresiva del país, que pasa de ser el jaguar más grande del mundo a ser el último depresivo del continente. Somos todos así, pasamos de creernos lo mejor del sistema a pensar que estamos derrotados y perdidos. Al parecer la edad influye en aumentar la intensidad de los ciclos, y simplemente nos vamos perdiendo en ellos.
Dejemos que la vida fluya más simple y directa. Dejemos que los jóvenes tomen su lugar, no cerremos nuestras propias mafias y, por sobre todo, no nos creyamos más de lo que realmente somos, no defendamos tanto nuestra posición.
En la medida que logramos nuestros sueños, que efectivamente somos existosos, es aun más importante que conservemos las puertas abiertas, que aprendamos más, que conservemos la humildad de lo que no sabemos.
Tal vez a los cincuenta años el conjunto habrá mejorado, pero por ahora la situación de mis conocidos es un completo desastre. Repitan conmigo: ``Cuidado con el Ego", ``Cuidado con el Ego".
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latex2html -no_navigation -split 0 -t El Ego informatico ego.tex.
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