Para quien canto yo entonces,
si los que quiero nunca me entienden,
si los que saben no necesitan que les enseñen.
-- Sui Generis
Son extraños los estudiantes de informática. Casi nunca entablan relaciones normales entre humanos y tienden a preferir las máquinas a las personas. Por otro lado, detrás de una pantalla, enviando mail o news se transforman en una especie de monstruo agresivo y locuaz. Resulta difícil comunicar con ellos, en clases parecen ignorar al profesor, tienden a actuar como si supieran todo de antemano, y no saben articular más de dos palabras seguidas (una de las cuales tiende a ser "NO").
Sin embargo, enfrentan una formación dura, y una profesión que les exigirá al máximo durante toda la vida. La formación universitaria busca crear en ellos la capacidad de aprender siempre, de asimilar nuevas tecnologías y nuevos conceptos en forma permanente, y de integrarlos creativamente, en vez de repetir mecánicamente recetas aprendidas de memoria. No estoy seguro de lograrlo plenamente. No estoy seguro que los alumnos comprendan lo complejo de ese desafío que enfrentan casi sin darse cuenta. Una vez titulados, basta unos tres años sin mantenerse al día para haber perdido la ruta y estar fuera del camino, anticuado e inservible en el mercado de las nuevas tecnologías. Diez años después, o han pasado a un cargo gerencial o están temiendo la cesantía. Desgraciadamente, no hay cargos gerenciales para todos.
A la velocidad que avanzan los cambios en el universo Internet, los informáticos deben aprender a navegar, buscar, mantenerse al tanto, independientemente del área en que trabajan actualmente. No deben esperar que el jefe les diga que lo hagan, deben buscarlo ellos mismos. Deben proponer proyectos, mover ideas, buscar los cambios en vez de esperar que se los pidan. Uno esperaría que las gerencias informáticas fueran los motores de los cambios en vez de ser sus principales obstáculos como suele suceder.
Me gusta tener estudiantes más despiertos, más motivados, más cuestionadores, más participativos. Están en el momento preciso para aprender más, para formarse más. Debieran presionar por extraer toda la información posible del ambiente universitario, de los profesores, de los demás alumnos, de Internet.
Un informático tiene que ser un apasionado de aprender cosas nuevas, tiene que buscar renovarse permanentemente. Con la edad, se vuelve más difícil, y se compite con jóvenes brillantes, dispuestos a trabajar más por menos sueldo.
La recompensa para los que lo logran, sin embargo, vale la pena. Vivir una vida haciendo lo que a uno le gusta, aprendiendo todos los días cosas nuevas y poder cobrar por ello es algo que no se da mucho. Pero para eso, no hay que dejarse llevar por las elecciones fáciles, evitar las ofertas de buenos sueldos para enterrarse en una oficina sin aprender más y hay que buscar emprender su propio camino, formar su empresa, hacer lo que nos gusta.
Por sobre todas las cosas, no debemos olvidar que el aprendizaje continúa para siempre, que debemos reservar horas en la semana para dedicarnos a aprender, a navegar sin rumbo, a mirar lo que está en el aire.