Mi primera pasión fueron las piedras. Eran lo más fácil de catalogar.
Se están ahí quietas, basta agacharse para recogerlas. A los siete años
ya tenía más de cien. A mamá no se lo había dicho, claro que no.
Desde el comienzo de los tiempos de la informática, los usuarios buscan la independencia y los administradores buscan el control. A los grandes centros de computación con control absoluto, se les opusieron los computadores personales, propiedad de los usuarios. Sin embargo, las redes aparecieron como la venganza de los administradores, donde retomaron el control.
Curiosamente, las redes no se dejan encasillar ni controlar tan fácilmente, ni por los administradores, ni por los usuarios. Parece ser un espacio diferente, del cual dependemos cada vez más, pero que rechaza ser administrado. Cada vez que diseñamos una red para adaptarse bien al uso actual, particionando el tráfico entre clientes y servidores, resulta que de inmediato el tráfico comienza a cambiar y el comportamiento ya no es el mismo.
Cada vez que algo falla, empieza a ser culpa de la red. Y nadie es responsable, porque todos consideran que la culpa y la responsabilidad de arreglarlo es de otro.
Por ello es que todos los operadores de redes públicas y los administradores de redes locales sueñan con poder controlar este mostruo que venden, y probablemente por la misma razón, temen que Internet se les escape de las manos. Los productos de software administradores de redes aprovechan este miedo para vender soluciones que no hacen más que simular que existe algún control. En la práctica, no aportan mucho al administrador humano de la red, porque demasiadas cosas, como errores de software, no son detectadas ni reportadas a tiempo. A veces incluso resulta peor, porque cuando el usuario va a reportar un error, el administrador mira su consola de administración y es capaz de asegurar que todo está bien, aún cuando el tráfico sea cero.
Tengo la sensación que el sueño del control total sobre redes grandes es un sueño inalcanzable. Sin embargo, también creo que el sistema puede funcionar bien sin un control central, tan solo controlando en parte las distintas redes que componen el cuadro global.
De alguna forma, deberemos acostumbrarnos a confiar en que una administración descentralizada, en manos de administradores locales y de usuarios avanzados, puede permitir que una red enorme, como Internet, puede llegar a funcionar. Tengo la impresión que controlar una red completa, es un problema no tratable, ni por una persona ni por un computador. La red tiene tantas interacciones como la multiplicación de sus miembros, lo que hace una cantidad de combinaciones demasiado grande, que crece demasiado rápido. La única chance que tenemos es tener cierto control sore la parte local.