El Ya No Tan Lejano Oriente

Para informar y comunicar parece ser indispensable saber inglés.
Otro efecto de la globalización, nos guste o no. ¿Qué estamos esperando?.


 

A mediados de febrero tuve la suerte de viajar por primera vez al Corea del Sur, invitado a un congreso que se realizaba en Seúl. Además  justo esa semana se aprobaba el tratado de libre comercio con Chile. Visité al embajador al día siguiente de la buena noticia, estaba a la vez contento y aliviado. Desde la embajada se observa fácilmente el antiguo palacio real y los poderes fácticos de comienzos del siglo pasado (que aún lo siguen siendo): las embajadas de Estados Unidos, Japón, Reino Unido y Rusia. Yo esperaba algo entre China y Japón, y aunque en ciertos sentidos era eso, en otros era completamente distinto. Como en todos los países de oriente, cada día es un aprendizaje continuo, casi forzado, pero siempre interesante. Además son excelentes anfitriones. Kamsa-hamnida.

Seúl

Esta ciudad es gigantesca, con una geografía marcada por cerros intermitentes y el río Hangang. En sólo 20 años, ha pasado a ser una urbe industrial, con los problemas de tráfico y contaminación asociados. Sin embargo cuenta con un impresionante sistema de metro y trenes semi-urbanos. Caminar por sus calles es una mezcla de edificios modernos, templos budistas y mercados callejeros con tiendas abiertas hasta casi el amanecer. Una ciudad que no parece dormir. Esa misma mezcla de modernidad y tradición se repite desde la comida hasta la tecnología. Es difícil ser obeso en base a una dieta de repollo picante (el plato nacional típico - quemchi), algas en distintas formas, mariscos crudos, pescado, y por supuesto, arroz. Por otro lado, Internet está en todas partes. Disponible gratis en los hoteles con banda ancha de verdad o en forma inalámbrica en toda la ciudad (basta comprar una tarjeta con una clave por alrededor de 1500 pesos la hora - lástima que sólo funciona con Explorer). Una ciudad con muchas universidades, la mayoría privadas, y con la universidad nacional alejada en un gran campus universitario después que el dictador Park decidiera eliminar todas las facultades que estaban en el centro para controlar mejor las protestas universitarias (una historia que me es familiar).

Por todos estos contrastes, cuesta imaginar que esta capital está ahora unida a Santiago por un tratado de libre comercio, el primero de Corea del Sur. Una ciudad tan distinta, casi en las antípodas, a la cual aún no se puede llegar en menos de 24 horas y por un camino poco directo (ya sea vía Los Angeles o Auckland). Sus ciudadanos están orgullosos de su historia, desde las defensas heroicas a las innumerables invasiones chinas o japonesas, hasta el reciente tercer lugar en el último mundial de fútbol.  Estos dos países, Corea del Sur y Chile, emergentes cada cual a su manera,  pueden ser un puente entre el Cono Sur y el Lejano Oriente, en particular en las tecnologías de la información. Por ejemplo, el Ministerio de Información y Comunicaciones (MIC) hace años que creó una agencia de computarización nacional que es autónoma. Esta agencia es el motor de las políticas para el gobierno digital y la modernización del estado con más de 200 profesionales, lo que contrasta con sus equivalentes chilenos. Sin duda es el comienzo de un camino nuevo y esperamos, provechoso para todos.

Una Nueva Universidad

Parte de mi viaje incluía visitar la Information and Communication University (ICU, www.icu.ac.kr) en Daejon, a dos horas de Seúl. Ubicada en lo que es llamado la ciudad de la ciencia, por reunir en el mismo sector varias universidades, laboratorios nacionales de investigación y empresas de tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs).  La ICU acaba de firmar un acuerdo de cooperación con la Universidad de Chile y es otra de las creaciones del MIC, recién en 1997. Comenzó en 1998 con estudios de postgrado, los que el 2002 se extendieron a pregrado. Actualmente tiene 90 investigadores, de los cuales 60 son permanentes, cuenta con 430 estudiantes de postgrado (160 de ellos de doctorado) y 350 estudiantes de pregrado en ingeniería o negocios en TICs.  Los estudiantes de pregrado son en su mayoría becados y son los mejores del país. En sus 6 años de vida ya ha graduado más de 500 estudiantes, 15 de ellos de doctorado. La universidad incluye 7 centros de investigación que publicaron, sólo en el año 2003, 90 artículos en revistas indexadas y 375 trabajos en congresos internacionales. En el mismo año obtuvieron 50 patentes nacionales, casi 20 internacionales y registraron 10 nuevos sistemas de software. Gran parte del financiamiento es vía fondos concursables para proyectos de investigación que en el año 2002 llegaron a ser de 200 mil US$  por investigador y en total más de 24 millones de dólares.

Sin duda todo lo anterior es impresionante, pero me sorprendió más aún lo siguiente: ¡todas las clases son en inglés! Si, incluso las de pregrado. Esto implica además que todos los profesores tienen que poder dar clases en inglés. Por supuesto la tecnología también está presente a través de un programa llamado CyberICU (cyber.icu.ac.kr) que es usado dentro y fuera de la universidad para educación continua y colaboración con la industria. En sólo 4 años ya incluye 30 cursos internos con más de 1.100 alumnos-curso y 24 cursos de educación continua con 280 alumnos. Las clases se envían a través de Internet o están disponibles vía video-on-demand, incluyendo no sólo el video del profesor, sino que también la presentación, anotaciones, etc. Algunos cursos son con interacción directa con el profesor, a través de aulas y laboratorios especiales, mientras que otros son en diferido.  El objetivo final es tener todos los cursos digitalizados, tanto de pregrado como postgrado, para que en el futuro la universidad no tenga fronteras. Por supuesto, ya el inglés no las tiene. Este ejemplo ayuda a comprender como Corea del Sur se ha desarrollado tan rápido: haciendo cambios importantes en la dirección adecuada.


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